Desde las primeras horas de la mañana, miles de cristianos provenientes de diferentes partes del país se reunieron frente al Capitolio para orar y alzar sus voces en cánticos y oraciones contra el ritual satánico de Kansas.
Los participantes no solo eran miembros de iglesias locales, sino también familias completas. Junto con ellos, se encontraban otros devotos, entre ellos sacerdotes, feligreses y laicos de diferentes denominaciones cristianas, unidos por un solo propósito: defender su fe contra la profanación del sacramento de la Eucaristía.
Mientras los cristianos cantaban himnos como «¡Cuán grande es nuestro Dios!», y otros manifestaban su fe de diversas formas, los satanistas, parte de un grupo conocido como la «Gruta Satánica», llevaron a cabo su ritual, que incluyó elementos que emulan la Eucaristía, como el uso de una hostia, aunque no se podía confirmar si esta había sido consagrada.
A pesar de las tensiones, los cristianos mantenían un ambiente de oración pacífica y desafiaban la provocación de los satanistas, quienes respondían con gritos y, en algunos casos, con acciones que buscaban interrumpir la oración cristiana.
Defender la fe
El fervor de la protesta no estaba marcado por el odio, sino por una profunda fe y un amor sincero hacia aquellos que participaban en el ritual satánico, con la esperanza de que su encuentro con la oración cristiana pudiera llevarlos a la conversión.
Thomas Keyes, un miembro activo de los Caballeros de Colón, destacó a los medios que la manifestación no se basaba en la animosidad, sino en el deseo de ofrecer amor y oración por los participantes en la misa negra.
Uno de los puntos más controversiales del ritual satánico fue el uso de una hostia, un elemento esencial de la misa católica que representa el cuerpo de Cristo.
La sospecha de que los satanistas pudieron haber utilizado una hostia consagrada fue uno de los principales detonantes de la protesta. Sin embargo, se esclareció que los satanistas adquirieron hostias no consagradas a través de plataformas en línea como Amazon, lo que generó aún más preocupación entre los cristianos.
Los organizadores del ritual, como Michael Stewart, líder de la Gruta Satánica, testificaron bajo juramento que no se había utilizado una hostia consagrada, pero un video local mostró lo contrario.
Una respuesta espiritual a la ofensa
Además de la manifestación en el Capitolio, muchos cristianos se dirigieron a las iglesias cercanas para participar en actos de adoración. En la iglesia Mater Dei, situada justo enfrente del Capitolio, el arzobispo de Kansas City, Joseph Naumann, celebró la Eucaristía, junto con cientos de feligreses que se reunieron para orar por la conversión de los participantes del ritual y para dar gracias por la victoria de Cristo sobre el mal.
Durante su homilía, el arzobispo calificó el ritual satanista como un «discurso de odio» que buscaba crear discordia y caos, y lo contrarrestó con una respuesta basada en la unidad y la oración.
«Nos reunimos para dar gloria a Dios y alabarlo por su bondad», dijo el arzobispo, instando a todos los cristianos a mantener la paz y la serenidad ante el ataque espiritual. Esta actitud de unidad en la oración se reflejó en la multitud de personas presentes en el Capitolio y en las iglesias cercanas, quienes se mantenían firmes en su fe y esperanza en la misericordia de Dios.
Tanto en las protestas como en las iglesias cercanas, el mensaje central era claro: Jesús ya ha ganado la victoria sobre el mal, y su sacrificio en la cruz es la verdadera esperanza para todos.
Tanto en las protestas como en las iglesias cercanas, el mensaje central era claro: Jesús ya ha ganado la victoria sobre el mal, y su sacrificio en la cruz es la verdadera esperanza para todos Compartir en X