Leo en «La mente cautiva», de Czeslaw Milosz, un párrafo en el que se refiere a los intelectuales occidentales que alababan el comunismo soviético. Dice así el Nóbel polaco:
«El escritor piensa con rabia en los comunistas occidentales. Qué panda de payasos. Se les podría perdonar sus declamaciones, si son necesarias para la propaganda. Pero ellos creen en gran medida en lo que anuncian sobre el bendito Centro, y esto ya es imperdonable. Efectivamente, no se puede comparar nada al desprecio que siente hacia esos farsantes sentimentales.»
El Centro del que hablaba Milosz era la Unión Soviética. Aún tendrían una excusa si lo hicieran obligados por los aparatos de propaganda. pero es que eran tan imbéciles que se lo creían, mientras Stalin aniquilaba a millones y millones de personas y esclavizaba a muchos más.
Se me ha ocurrido que esta reflexión es aplicable, hoy en día, a los defensores del chavismo.