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Milei pone fin a la financiación pública de la «Marcha LGBTIQ+»

Libertades

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El presidente argentino ha demostrado, una vez más, su firme compromiso con la libertad individual y el uso responsable de los recursos del Estado, evitando el despilfarro en agendas ideológicas que no representan a la mayoría de los argentinos. Esta decisión va más allá de un simple recorte presupuestario: refleja una postura clara y coherente contra la imposición de la ideología de género y la agenda Woke, que han intentado colonizar la vida pública y la conciencia de los ciudadanos.

El dinero público no debe financiar agendas ideológicas

Milei, con una claridad encomiable, ha dejado claro que no permitirá que el Estado argentino siga financiando eventos que representan a minorías ideológicas, especialmente cuando la situación económica del país exige un manejo más austero y racional de los fondos públicos.

La lógica es simple: si los organizadores de la marcha y quienes participan en ella desean celebrar y promover su causa, son completamente libres de hacerlo, pero deben hacerlo con su propio dinero.

No es justo, ni ético, que los argentinos que no comparten esa agenda sean forzados a financiarla. La postura de Milei defiende la verdadera libertad: la libertad de apoyar o no una causa, sin que el Estado interfiera usando los impuestos de todos para subvencionar eventos que muchos rechazan.

Una política de recorte de gastos innecesarios

Milei ha dejado claro desde el principio que su gobierno se enfocará en eliminar los gastos superfluos e innecesarios que han sumido al país en una crisis económica. En ese sentido, su decisión de no financiar la marcha del orgullo LGBTIQ+ es coherente con una política que busca reducir el despilfarro de los recursos del Estado. El presidente ha entendido que Argentina no puede permitirse seguir financiando actividades que no aportan un beneficio real a la sociedad en su conjunto, y que además están alineadas con ideologías que fragmentan a la población.

Este recorte no es una acción aislada. Milei ha emprendido un esfuerzo integral para sanear las cuentas públicas, desde la eliminación de subsidios hasta la reducción de organismos estatales que promueven la ideología de género. Cada peso que el gobierno argentino deje de gastar en estas agendas puede ser destinado a áreas verdaderamente prioritarias, como la salud, la educación o la seguridad. Es una cuestión de sentido común: ¿Por qué financiar con dinero público una marcha ideológica cuando hay necesidades mucho más urgentes que atender?

Defender a los niños y protegerlos de la ideología de género

El presidente ha demostrado un firme compromiso con la protección de los niños argentinos al posicionarse frontalmente contra la ideología de género, una corriente que ha intentado permear todos los ámbitos de la vida, incluida la educación.

Milei ha sido claro: los niños tienen derecho a crecer en un entorno sano y seguro, lejos de influencias ideológicas que buscan confundir y manipular su identidad natural. Esta protección a la niñez no solo es un derecho de los menores, sino también una responsabilidad del Estado, y en este sentido.

La ideología de género, disfrazada de inclusividad y falso progresismo, ha atentado contra los valores fundamentales de la familia y la biología.

Al no subvencionar la marcha LGBTIQ+, Milei está enviando un mensaje claro: su gobierno no apoyará ninguna agenda que busque imponer una narrativa distorsionada sobre el ser humano, especialmente cuando se trata de la formación de los más jóvenes.

La agenda Woke: una imposición fallida

En su reciente discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Milei dejó claro su rechazo frontal a la agenda Woke, esa corriente ideológica que, bajo la apariencia de inclusividad, ha intentado reprimir la libertad individual y coartar el pensamiento libre. Según el presidente argentino, la agenda Woke ha fracasado en ofrecer soluciones reales a los problemas del mundo, y su propuesta de restringir la libertad y el derecho a discrepar ha sido claramente rechazada por la realidad.

Milei ha entendido que el colectivismo moral, que pretende dictar cómo deben pensar y actuar las personas, no es más que una forma de control.

Su postura es valiente y firme: no se dejará amedrentar por las corrientes de pensamiento que buscan imponer su visión del mundo a costa de la libertad individual. Al no financiar la marcha del orgullo LGBTIQ+.

La postura de Milei no es solo una cuestión de recorte presupuestario o de rechazo a la ideología de género. Es, ante todo, una defensa de la libertad. Una libertad que no debe estar condicionada por las presiones de grupos que buscan imponer su agenda al resto de la sociedad.  Sin duda, esta es la dirección correcta para una Argentina más libre, más justa y más próspera.

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