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Mayo del 68 y pedofilia homosexual: las claves que dan la razón a Benedicto XVI

Familia

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La publicación del documento del Papa Emérito Benedicto XVI ‘La Iglesia y el escándalo del abuso sexual’ sobre los casos de abusos por parte del clero, relacionándolos con la revolución sexual de mayo del 68 y la pedofilia, ha tenido un gran impacto internacional no exento de polémica.

El texto de Joseph Ratzinger, en el que propone a Dios como remedio a la crisis de los abusos sexuales, recuerda que “parte de la fisionomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”.

Este hecho propició que “para los jóvenes en la Iglesia, pero no solo para ellos”, se abriera “en muchas formas un tiempo muy difícil”, añade el documento.

Que el texto de Benedicto XVI plantee de alguna manera una relación entre mayo del 68 y la pedofilia homosexual ha generado críticas por parte de algunas organizaciones homosexuales, como Cristianos Gays, y medios de comunicación afines.

Sin embargo, hay sobrados ejemplos que demuestran que la pedofilia como nueva forma de cultura estaba anclada sobre todo en un contexto homosexual.

Benedicto XVI y la pederastia homosexual
La razón por la que la pedofilia emergió como nueva forma de cultura es «la ausencia de Dios», advierte Benedicto XVI

Lo que dijo Benedicto XVI

Pero, vayamos a los fragmentos más significativos del texto de Ratzinger que establecen esa relación.

En una primera parte de su documento, el Papa Emérito busca “presentar brevemente el amplio contexto del asunto, sin el cual el problema no se puede entender”.

“En los 20 años entre 1960 y 1980, los estándares vinculantes hasta entonces respecto a la sexualidad colapsaron completamente, y surgió una nueva normalidad. […] Entre las libertades por las que la Revolución de 1968 peleó estaba la libertad sexual total, una que ya no tuviera normas”, recuerda.

En ese contexto, “la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”, lo que afectó de forma especial a muchos jóvenes en la iglesia, insiste Benedicto XVI.

Esta nueva tendencia también afectó a la teología moral católica, que “sufrió un colapso que dejó a la Iglesia indefensa ante estos cambios en la sociedad”, continúa.

La hipótesis que prevalecía entonces era que “la moralidad debía ser exclusivamente determinada por los propósitos de la acción humana, en consecuencia, ya no podía haber nada que constituya un bien absoluto, ni nada que fuera fundamentalmente malo; solo juicios de valor relativos”, señala.

Por todo ello, “esta disolución de la autoridad moral de la enseñanza de la Iglesia necesariamente debió tener un efecto en los distintos miembros de la Iglesia”.

En varios seminarios se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente, con lo que cambiaron significativamente el clima que se vivía en ellos”, se lamenta Benedicto XVI.

En cualquier caso, “el asunto de la pedofilia, según recuerdo, no fue agudo sino hasta la segunda mitad de la década de 1980”, añade.

A continuación, Ratzinger hace una referencia a la sociedad occidental, “una sociedad en la que Dios está ausente en la esfera pública y no tiene nada que ofrecerle, […] una sociedad en la que la medida de la humanidad se pierde cada vez más. En puntos individuales, de pronto parece que lo que es malo y destruye al hombre se ha convertido en una cuestión de rutina”.

Ese es el caso con la pedofilia. Se teorizó solo hace un tiempo como algo legítimo, pero se ha difundido más y más. Y ahora nos damos cuenta con sorpresa de que las cosas que les están pasando a nuestros niños y jóvenes amenazan con destruirlos”.

Benedicto XVI concluye esta parte del texto con esta reflexión: “¿Por qué la pedofilia llegó a tales proporciones? Al final de cuentas, la razón es la ausencia de Dios”.

Mayo del 68
Mayo del 68 reivindicaba una «libertad sexual total, una que ya no tuviera normas», recuerda Ratzinger

La cultura de la pedofilia, ejemplos

Como indicábamos al inicio de esta información, esta relación entre mayo del 68 y la pedofilia homosexual como nueva forma de cultura queda demostrada con varios ejemplos de un pasado reciente.

De hecho, aunque la historia del moderno activismo pedófilo se inicia a finales de la década de los 50, es a partir de finales de los 60 y hasta los 80, como recuerda Benedicto XVI, cuando mostró su mayor auge.

Como resultado de ese activismo in crecendo, una gran parte de la cultura pedófila encontró su encaje en la homosexual, según informábamos en abril de 2010.

El primer caso referido era el de la organización Krumme13, fundada en Alemania en 1993 y disuelta en 2003, que animaba a que los pedófilos dieran a conocer su situación.

Con esta finalidad, entre 1993 y 1996 presentó la ‘Revista para la emancipación de los pedófilos’, que solo llegó a editar cinco números, hasta que su principal responsable fue encarcelado durante un año por tenencia y distribución de pornografía infantil.

Otro de los ejemplos es el de un sitio web que promovía la celebración desde 1998 del DIA-N, el ‘Día Internacional del Amor por los Niños’, también conocido como ‘Día del orgullo pedófilo’.

La fecha fijada era el primer sábado después del solsticio de verano y, teniendo en cuenta los dos hemisferios, la celebración se realizaba dos veces al año.

A mediados de 2008, tras hacerse eco de este hecho, los medios de comunicación, diversas instituciones y ONG’s emprendieron medidas en contra y hubo una gran polémica social.

pedofilia homosexual
Parte de la cultura pedófila encuentra su encaje en la homosexual

Testimonio de pedofilia de un menor

Un caso que impactó especialmente fue el del testimonio de pedofilia de un menor de 14 años que narraba en 2002 y en primera persona su iniciación a la sexualidad de la mano de un hombre de 60 años.

Su testimonio, que fue publicado aquel año por la revista del Casal Lambda, un centro asociativo que tiene como el objetivo de normalizar el hecho homosexual, no deja indiferente y es un ejemplo más de pedófilos que reivindican el sexo con niños, como informábamos en septiembre de 2013.

“Muy inteligentemente encontró la manera de hacer que yo me sintiera más seguro”, explicaba el menor en referencia al adulto que le iniciaba en la relación gay.

Podría compararse a las caricias que nada más te hace una persona cuando siente todo el amor del mundo por ti […] como cuando eras pequeño y te sentabas en la falda de tu madre y ella te acariciaba”, continuaba.

Comenzó a tocarme los genitales…”, proseguía la narración, que adquiría visos de relato pornográfico conforme avanzaba y daba una visión positiva de lo que a todas luces era un caso de pederastia.

Sexo con niños y animales, una propuesta política

Cuatro años más tarde, en 2006, saltaba a los medios de comunicación la propuesta de uno de los fundadores del partido político holandés Caridad, Libertad y Diversidad, Ad van der Berg, que defendía legalizar el sexo con niños y animales.

Van der Berg abogaba por la legalización de la pedofilia, de la pornografía infantil, de la zoofilia y de las drogas blandas y duras, e intentaba rebajar la edad para las prácticas sexuales con menores de 16 a 12 años.

“Cualquier límite de edad para el sexo es absurdo […] Es la mejor forma de que los niños dejen de tener curiosidad por algo prohibido”, afirmaba por aquel entonces.

El partido de Van den Berg consideraba que “hay gente mayor de 16 años que no está preparada para tener relaciones sexuales y, sin embargo, seguro que hay personas de 10 años deseosas de experimentar”.

“Los niños más pequeños deben recibir educación sexual, y los jóvenes de 16 en adelante deberían poder participar en películas pornográficas y prostituirse”, reivindicaba este partido, que también promovía las relaciones sexuales con animales.

Ante este tipo de propuestas aberrantes, el partido ‘Caridad, Libertad y Fraternidad’ se disolvió en 2010 al no poder recoger las firmas necesarias para poder presentarse a las siguientes elecciones.

pedofilia homosexual
NAMBLA defendía el “derecho de los jóvenes y adultos de escoger a sus compañeros con los que desean compartir su cuerpo y gozar de él»

El caso NAMBLA, integrado en ILGA

Por aquellas mismas fechas se dio a conocer que la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, en sus siglas en inglés) había sido expulsada del Comité para las ONG’s del Consejo Económico Social de la ONU (ECOSOC) por acoger a asociaciones favorables a la pederastia.

Una de esas asociaciones era NAMBLA (North American Man-Boy Love Association), que defendía la pederastia y se definía en su web como “una organización política, educativa y de derechos civiles” a favor del “derecho de los jóvenes y adultos de escoger a sus compañeros con los que desean compartir su cuerpo y gozar de él”.

ILGA había tenido estatus consultivo del ECOSOC entre 1992 y 1994, año en que lo perdió por iniciativa del Gobierno estadounidense presidido por Bill Clinton, al demostrarse que daba cabida a asociaciones pro-pedofilia como NAMBLA.

Todos estos ejemplos son solo una parte de los que generó la trasformación cultural que arranca del mayo del 68, una transformación que rompe la visión normativa sobre la sexualidad y promueve, entre otras manifestaciones, la promiscuidad, las relaciones homosexuales e incluso la pedofilia.

Ante este escenario, lo que afirma Benedicto XVI en su documento responde a la realidad, la pedofilia como una forma de cultura, que en un pasado reciente era exhibida como un hecho positivo por determinadas organizaciones o representantes del colectivo homosexual.

 

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