La defensa de la vida está de luto en Francia, no porque un partido político como la Agrupación Nacional (anteriormente conocida como Frente Nacional) se posicione a favor de incluir el aborto en la Constitución, si no porque lo hace una de las formaciones que estaban llamadas a defender la vida en el país galo de la mano de su líder, Marine Le Pen.
Es un cambio de tono radical para el partido conservador que, contra todo pronóstico, anunció este martes 29 de diciembre la presentación de una reforma destinada a incluir en la Constitución “las disposiciones vigentes sobre aborto incluidas en el código de salud pública”, según informa el diario francés Le Figaro.
Anteriormente, el jueves 24 de noviembre, el grupo parlamentario de los Insoumis incluyó en la agenda para someter a examen de un proyecto de ley constitucional destinado a proteger y garantizar el supuesto derecho fundamental al aborto, pero Marine Le Pen quiso llevar la delantera marcando perfil.
Marine Le Pen, diputada de Pas-de-Calais, aseguró en las columnas de Le Journal du dimanche, que su grupo cerró la puerta a cualquier posibilidad de constitucionalizar el aborto. Sin embargo, posteriormente su partido afirmó que “Aunque se opone a la ampliación del plazo para recurrir al aborto a 14 semanas como se votó hace unos meses, Marine Le Pen considera que se debe preservar el equilibrio actual”.
«Es muy inteligente de su parte», comentó el diputado de Pas-de-Calais Bruno Bilde. Se justifica aduciendo que sintió que se acercaba la radicalización por parte de los medios a la hora de valorar las posturas conservadoras, un acto, por lo tanto, que pretenden justificar para evitar un juicio: «Sobre todo, esto permite volver a colocar el debate donde debería estar», asegura Jean-Philippe Tanguy, diputado del Somme que sugirió la idea a Marine Le Pen.
Ninguna fuerza política representativa cuestiona el derecho al aborto en Francia, una batalla, por lo tanto, que el partido de Le Pen da por perdida.
Marine Le Pen quiere “Satisfacer las diferentes sensibilidades del grupo”
La enmienda presentada por la Agrupación Nacional no estará sujeta a la obligación de votar y Marine Le Pen aboga por la «libertad de voto». “ En la votación final, no debemos participar, de lo contrario los radicales arruinarán todo ”, advierte un representante electo a favor de la enmienda lepenista, pero a favor de una línea más flexible en la cuestión del aborto.
Y es que en el grupo, las sensibilidades sobre el tema varían y algunos cargos electos adoptan una posición más conservadora. Marine Le Pen también es la única en firmar esta enmienda. Los diputados de Agrupación Nacional temen que la enmienda que lleva La France Insoumise abra el camino a la posibilidad de ampliar los plazos legales para recurrir al aborto, o de derogar la cláusula de objeción de conciencia de la que hoy en día goza el personal médico.
“Lo que queremos sobre todo evitar es que la Constitución abra la puerta a excesos como el aborto a los nueve meses”, comenta el diputado del Gard Nicolas Meizonnet. Sobre todo porque las disposiciones sobre el aborto seguirían siendo modificables por una reforma constitucional, para lo que Marine Le Pen reclama acudir al recurso del referéndum.
Unir a Agrupación Nacional y una jugada estratégica que no consigue una firme posición por la vida, pero minimiza el impacto del aborto. ¿Es una postura aceptable?
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Respuesta a la pregunta del final del artículo: es totalmente inaceptable.
El aborto a voluntad no es una cuestión que haya que dirimirse entre izquierdas y derechas, ni entre progresistas y conservadores. Se trata de una barbaridad que afecta a la antropología y la ética que fundamentan relaciones entre seres humanos. Las ideologías políticas y sus leyes derivan de concepciones antropológicas y éticas, no a la inversa. El aborto es consecuencia de una antropología impersonal e inhumana, y de una ética individualista y egoísta, que justifican un asesinato degradando a la víctima a la condición de “producto molesto no-deseado”.
Y si nos acogemos a los Derechos Humanos como principio fundamental que regula las relaciones entre personas, el aborto los vulnera todos, puesto que el derecho a la vida es la base inalienable de todos los derechos. Si no se respeta el derecho a la vida no hay derecho alguno que respetar.
Marien Le Pen piensa y actúa sumergida en el ámbito de una ideología política, de la cual deriva su antropología y su ética. No es de extrañar, pues, su cambio de postura, porque su posición anterior frente al aborto era, en realidad, una impostura.
“Lo que queremos sobre todo evitar es que la Constitución abra la puerta a excesos como el aborto a los nueve meses”, comenta el diputado del Gard Nicolas Meizonnet.
Al aborto a los nueve meses lo califica simplemente de “exceso”. ¿Quiere decir que el aborto antes de este “plazo le parece normal? Es posible que a los ocho meses también le parezca un exceso. ¿Hasta qué mes retrocede para considerarlo “normal”? El Parlamento francés ha ampliado hace poco el plazo legal para abortar de las 12 a las 14 semanas. Es decir, que hasta ahora era un exceso sobre la normalidad de las 12 semanas ya es normal. Lo malo es que a esta gente ya es incapaz de percibir que lo que es un exceso es el aborto en cualquier momento, porque la vida de un ser humano no se divide en periodos más o menos valiosos, sino que todos son esenciales para cada persona. Matar a un feto de 11 semanas es tan “excesivo” como matar a un bebé, un niño, un adolescente, un adulto o un anciano.
Por desgracia, la mentalidad dominante en Francia no solo ha logrado legalizar el aborto, sino que aspira a elevarlo a principio constitucional, y por si fuera poco su presidente Macron está empeñado en incluirlo en la Carta de Derechos de la UE para que se normalice en toda Europa.
Hay algo que huele a podrido en Francia. Y a podrido en exceso, por más que lo quieran disimular con perfume democrático.
Esto ya es el apocalipsis final, que un partido de extrema derecha apruebe el Aborto. Ya vale más votar en blanco y punto.