En el momento de mayor riesgo de un absurdo enfrentamiento bélico con Rusia, cuando las circunstancias requieren mayor unidad, Emmanuel Macron irrumpió en el Parlamento Europeo para propugnar que el aborto se incorpore a la Carta Europea de Derechos, que precisamente consagra en sus dos primeros artículos la inviolabilidad de la dignidad humana y el derecho a la vida.
Es una iniciativa divisiva, dado que sería inasumible una Europa que tenga como uno de sus principios constitutivos la muerte del ser humano, por el hecho de ser todavía dependiente. Porque esta es la razón última que justifica la muerte del que ha de nacer. Es una contradicción inasimilable para la lógica moral de la cultura europea, que la necesidad subjetiva o el deseo del cuidador sea suficiente para dar muerte al ser humano que necesita de su cuidado. Esto, que sería considerado un homicidio si se aplicase a un dependiente total, que se encuentra al final de su vida, es legal cuando se emplea contra el nasciturus, que comparativamente es quien posee la mayor expectativa de vida.
Para lograr este fin se comete otra contradicción: se prescinde de la existencia de quien debe nacer, de manera que no es nada, única forma de evitar que sea portador de determinados derechos, aunque es obvio que la evidencia biológica y jurídica señala la existencia de un ser humano que, transcurridos unos pocos meses y de manera natural, será Lucía o Antonio.
La Unión Europea necesita corregir esta grave anomalía, que sienta el peligroso precedente de definir vidas inútiles; el ser humano engendrado en este caso. Es necesario un amplio debate sobre cuáles son sus derechos, porque resulta insostenible que posean más protección jurídica las mascotas animales o los árboles, que nadie puede liquidar solo mediante la apelación unilateral a la propiedad, la necesidad o el deseo, que la vida humana engendrada.
Macron propone profundizar la contradicción, romper la unidad europea, alentar la guerra cultural y acentuar el envejecimiento de Europa. Así, rompe con el principio de subsidiariedad de la UE, que, siendo incapaz de tener en común una política de defensa, de inmigración, internacional y energética, establecería la obligación común del derecho a matar al ser humano no nacido.
1 Comentario. Dejar nuevo
Si la UE aceptase esta propuesta de Macron renunciaría a los valores que le son propios y perdería su razón de ser. El derecho a la vida es para todos, sin discriminaciones de ningún tipo, tampoco según la edad. Macron es terriblemente injusto, egoísta y miserable con esta pretensión, porque él también fue un feto y vivió en las mismas condiciones que estos seres humanos a los que ningunea y exige que se los pueda eliminar en virtud de un derecho. Si Macron está ahí y puede plantear ante la UE, con todo el morro, su propuesta, es porque él no fue víctima de este derecho al aborto con el que ahora pretende que se pueda matar a otros.
Macron debería dimitir como Presidente. No es decente que un canalla de esta envergadura presida la France.
Aún falta mucho, pero esperemos que llegue un día en que un país con leyes abortistas no pueda formar parte de la UE.