Los efectos del porno en niños y adolescentes

Está demostrado que la adicción al consumo de pornografía puede causar estragos en el seno de la familia. Sin embargo, tan preocupante o más que esta cuestión son los efectos del porno en niños y adolescentes, dada la facilidad con la que los más pequeños pueden acceder a páginas web de contenido sexual.

De hecho, en mayo de 2015 ya advertíamos de que niños y adolescentes están en manos de la pornografía y los videojuegos, debido a la crisis de identidad sexual entre los jóvenes, según declaraciones a la BBC del psicólogo Philip Zimbardo, ex presidente de la Asociación Americana de Psicología.

Niños de diez años viendo pornografía

En ese sentido, “uno de cada 10 visitantes de sitios porno tiene menos de 10 años”, según un estudio elaborado en septiembre de 2016 por Hot For Security. Bit Defender, un blog sobre el mundo de la seguridad informática, en base a una investigación realizada sobre una muestra de 706 usuarios de las soluciones de seguridad de Bitdefender.

Aunque la mayoría de los sitios web piden a los usuarios que confirmen que son mayores de 18 años, lo cierto es que los menores de edad pueden acceder con toda facilidad al no haber mecanismos de control que lo impidan, a no ser que sean los padres quienes tomen cartas en el asunto, tanto en los ordenadores de casa como en los smartphones.

Según ese estudio, los sitios más visitados por niños menores de 10 años incluyen ‘xvideos.com’, ‘xnxx’ y ‘pornhub’, este último el portal de pornografía más importante del mundo, que a su vez publicó un informe en 2016 con estadísticas que venían a constatar que nos encontramos ante una sociedad enferma de porno.

“La investigación muestra que, a menos que sean cuidadosamente supervisados por sus padres, los niños empiezan a visitar sitios pornográficos desde una edad temprana”, aseguraba por aquel entonces Bogdan Botezatu, analista senior de Bitdefender.

“Aunque los sitios pornográficos sólo restringen formalmente a los menores, los padres pueden tomar medidas sencillas instalando soluciones de seguridad con una herramienta de control parental que puede bloquear el acceso a áreas no autorizadas”.

En el mismo estudio destacaban una serie de consejos para los padres que quieran mantener a sus hijos alejados de ese tipo de webs de contenido sexual.

• Colocar el ordenador de la familia o del niño donde se pueda ver el monitor.
• Establecer reglas para el uso de la computadora por parte de los hijos y hablar con ellos sobre los riesgos que les preocupan.
• Aconsejarles sobre el hecho de no responder a spams, mensajes instantáneos o correos electrónicos con contenido obsceno o agresivo.
• Cuando los niños creen cuentas de redes sociales, ayudarles a usar las funciones de protección de la privacidad y animarlos a restringir la información expuesta y asegurarse de que conozcan a sus amigos online en la vida real.
• Aconsejarles que tengan cuidado al instalar las aplicaciones de Android. Algunos contienen adware agresivo y malware que envía mensajes a números premium. Instalar juegos y otras aplicaciones de Android solamente en lugares oficiales del mercado.

Introducir a los más jóvenes en el porno

Por otra parte, una información publicada por Universidad de Navarra (UNAV) en julio-septiembre de 2015, venía a coincidir con la anterior al señalar que “existen estudios que revelan que el 34% de los jóvenes entre los diez y los diecisiete años afirma estar expuesto a contenido sexual online no deseado y el 75% de los sitios web que contienen material pornográfico exhiben anuncios visuales en sus páginas de acceso sin consultar antes la edad de quien visita el sitio web”.

Añadía en su información que “el marketing pornográfico se diseña para introducir a los más jóvenes en el consumo de una pornografía cada vez más denigrante. Esto supone que los jóvenes, todavía con escasa formación, con una configuración de la personalidad aún en desarrollo y con una madurez insuficiente para procesar estas experiencias, vayan asimilando una concepción distorsionada acerca de la sexualidad”.

A los más jóvenes “se les transmiten ideas tales como que el sexo y el afecto son realidades independientes, que el sexo se puede practicar a pesar de los sentimientos, que si no hay relaciones sexuales tampoco existe verdadera intimidad, que los hombres pueden poseer a cualquier mujer en el momento en que lo deseen, que las mujeres deben responder a las demandas de los hombres, o que la violencia sexista resulta normal y forma parte de toda fantasía sexual saludable”.

Adolescentes, pornografía y violencia de género

Esa concepción distorsionada de la sexualidad cuando los menores se introducen en el mundo de la pornografía es algo que constatan dos expertas psicólogas.

Carme Sánchez, psicóloga clínica y codirectora del Instituto de Sexología de Barcelona, hacía en 2014 una llamada de atención sobre las implicaciones educacionales que llevan aparejados los contenidos de imágenes pornográficas.

“Si la única educación sexual que reciben los adolescentes proviene del porno, puede distorsionar el concepto de sexualidad y relaciones sexuales y puede afectar negativamente en su desempeño sexual a corto plazo”, advertía.

Por su lado, Carolina Lupo, psicopedagoga, máster en Bioética y colaboradora del proyecto ‘Educación de la afectividad y de la sexualidad humana’ del Instituto Cultura y Sociedad, coincidía con Sánchez un año después al afirmar en julio de 2015 en una entrevista que “la manera en que el sexo y la pornografía irrumpen en la vida de los jóvenes desde todos los sitios, hace que su percepción de la sexualidad y de la realidad se vea distorsionada”.

“Muchos jóvenes llegan a un grado cercano a una verdadera adicción, manifiestan sentirse atraídos sexualmente por mujeres ficticias y virtuales, en lugar de por seres humanos reales. Acaban pensando que toda mujer debe ‘estar disponible’”, subrayaba.

En la entrevista también observaba que “diversas investigaciones demuestran que el impacto inicial en la mente de un adolescente genera un profundo malestar y estrés, debido a que aún no está en condiciones de procesar psicológicamente esas imágenes”.

Una de las cuestiones más preocupantes de los efectos del consumo de pornografía por parte de los adolescentes es su relación con la violencia machista.

“Es interesante recordar los últimos datos estadísticos en torno al maltrato y violencia de género en España: está aumentando entre los adolescentes. Si bien este es un fenómeno multicausal, diversos estudios están encontrando la existencia de una notoria correlación entre el consumo de pornografía y un significativo aumento de la pasividad y aceptación de las agresiones física y sexual”, afirmaba Sánchez.

También hacía referencia a los efectos que han tenido sobre la población adolescente algunas películas con repercusión mediática en las que el sexo de dominación o con escenas de violencia estaba muy presente, y citaba un ejemplo.

“Sin ir muy lejos, hemos podido comprobar por medios periodísticos los efectos que la película ‘50 sombras de Grey‘ ha producido en algunos adolescentes, quienes percibían la violencia sexual como un elemento erótico o un ingrediente «sexy». En este escenario no solamente se ven afectadas las mujeres sino en cierto modo también los hombres, que acaban siendo incapaces de ser dueños de su sexualidad”, explicaba.

Sánchez advertía en la entrevista de que “cuanto más baja sea la edad de exposición y más extremo el material pornográfico, mayor será la intensidad de sus efectos”. De hecho, hay profesionales que consideran que “nos encontramos ante una verdadera «epidemia» silenciosa y que la sociedad aún no es consciente de lo que está ocurriendo”.

“El aumento de exposición a imágenes sexualizadas está también asociado a inicios más precoces en la actividad sexual y al aumento en paralelo de otras conductas de riesgo. Sin lugar a dudas, la pornografía online está debilitando la capacidad de muchos jóvenes para poder desarrollar una vida afectivo-sexual saludable”, concluía.