Al final, el resultado no fue una sorpresa, ya que la veterana Tory Liz Truss derrotó a Rishi Sunak para convertirse en la próxima Primera Ministra del Reino Unido. Puede parecer extraño para una audiencia global que el líder de un país de 67 millones de personas pueda ser elegido por poco más de 140.000 miembros de un partido político que casualmente está en el cargo.
Tom Tugendhat fue el único católico en la carrera por el liderazgo del Partido Conservador en una Gran Bretaña cada vez más secular, donde el cristianismo está cada vez más respaldado por las minorías étnicas del país. En cuanto a la propia posición de Truss sobre la religión, ha dicho: «Comparto los valores de la fe cristiana y la Iglesia de Inglaterra, pero no soy una persona religiosa practicante habitual».
Sabemos que hace dos años, como Ministra de Igualdad, Truss dijo que “no había planes” para cambiar el acceso a la atención médica de las personas transgénero, aunque se ha mantenido bastante callada sobre el tema de las cuestiones transgénero en general. En cuanto al aborto y el derecho a la vida, el historial de Truss también está fuertemente del lado de la abstención, aunque votó a favor de permitir la creación de embriones de tres padres y en contra del asesoramiento independiente sobre aborto.
No habrá un período de paz para la nueva primera ministra, quien tendrá que centrarse ante todo en las crisis energéticas y del costo de vida que, dependiendo de quién lo analice, han sido causadas por bloqueos, políticas gubernamentales miopes, comerciantes de energía, Net Zero o Vladimir Putin. Independientemente de lo demás, es poco probable que los mantras thatcheristas de Truss lleguen al público en general.
Según YouGov, el público está menos que satisfecho con el primer ministro entrante, mientras que la ventaja de los laboristas sobre los conservadores, que han estado en el poder en coalición o solos desde 2010, se ha abierto a dos dígitos. Su victoria sobre Sunak tampoco fue la clavada que esperaba su equipo (57,4 por ciento contra 42,6 por ciento).
Si los laboristas pueden mantener su liderazgo, esto crea la posibilidad de un gobierno de coalición con los demócratas liberales en 2024, lo que podría allanar el camino para un referéndum sobre el cambio del sistema de votación de mayoría absoluta a representación proporcional. Si eso pasa, y las encuestas sugieren que lo haría, los conservadores probablemente quedarían fuera del poder de la mayoría indefinidamente.
Por su parte, el líder de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales, el cardenal Vincent Nichols, emitió un comunicado ofreciendo “felicitaciones a Liz Truss”. Agregó: “Hoy nuestro enfoque debe estar en los ancianos, las familias que tienen niños al cuidado y todos aquellos menos capaces de absorber los enormes aumentos en el costo de vida que enfrentamos. Esto significa prestar atención inmediata a cuestiones como el nivel de las prestaciones sociales y el impacto del límite de dos hijos en los pagos del crédito universal, entre otras posibles acciones”.
El cardenal dijo que “el principio de subsidiariedad se puede aplicar a nuestro sistema centralizado de bienestar y servicios públicos para hacer que la entrega sea más efectiva y eficiente. Este principio, que forma parte del magisterio social de la Iglesia Católica desde hace mucho tiempo, busca “la participación activa de los particulares y de la sociedad civil” a través de la cual “es posible realmente mejorar los servicios sociales y los programas de bienestar, y al mismo tiempo ahorrar recursos” ( Papa Benedicto XVI, Caritas in Veritate 60).”
El cardenal Nichols luego expresó su confianza “en que durante esta crisis, la comunidad católica hará todo lo posible para actuar sobre esta convicción y promover este principio”. Instó a “todos los católicos a dar todo el tiempo y los recursos financieros que puedan a los esfuerzos caritativos que apoyan a los afectados por la crisis actual”.
Dejando a un lado a Truss, su nueva Secretaria de Salud ha sido criticada por su postura hacia el aborto. Thérèse Coffey votó anteriormente en contra de extender el acceso al aborto a las mujeres en Irlanda del Norte. También votó en contra de que las píldoras abortivas caseras estén disponibles de forma permanente en Inglaterra y Gales. Coffey es una católica practicante que dijo que «preferiría que la gente no abortara, pero no voy a condenar a la gente que lo hace».
En general, los británicos buscarán más que un acto de tributo a Thatcher en los próximos meses y la repetición de los grandes éxitos de Maggie. Dicho esto, con un mayor enfoque en cuestiones económicas que morales, es poco probable que Liz Truss cambie las reglas del juego en lo que respecta a las personas de fe.
