El pasado martes, 26 de octubre, se presentó en Barcelona el último libro de Daniel Arasa, «Dios no pide el currículum». Lo acompañó en el acto el obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova.
“El problema de un periodista que habla de Dios es que, en este mundo contemporáneo, puede sentirse muy solo e incomprendido”, escribe el rector de la Universidad Abat Oliba-CEU, Rafael Rodríguez-Ponga en el prólogo del libro “Dios no pide el currículum”, de Daniel Arasa, subtitulado “Testimonios y reflexiones espirituales de un periodista”.
El propio prologuista se responde y valora el texto: “En cierto modo, estamos ante un libro de autoayuda para conseguir la felicidad, porque el autor reflexiona ampliamente sobre cómo conseguirla. ‘Para ser feliz hay que meterse en líos (…). Solo se llega a través de hacer felices a los demás, lo cual obliga a implicarse de una u otra manera en acciones a su favor. Por tanto, en tener líos (…). Tampoco radica la felicidad en evitar dificultades, sino en encontrar el sentido (…) ¿De dónde viene entonces la felicidad? De Dios’. Al final, todo acaba con la primera palabra del título del libro”.
El libro tiene como eje central el sentido de la vida. Un sentido de la vida que, según el autor, es más importante que la misma vida. Tema tan trascendente se aborda con un lenguaje periodístico, a partir de hechos, anécdotas y situaciones de la vida ordinaria, en capítulos que pueden leerse de manera independiente y discontinua, aunque en conjunto formen una unidad.
El autor hace autocrítica de muchos aspectos de su vida en la que parecía entender que ganaba el Cielo con su propio esfuerzo, sin darse cuenta de que es, ante todo, un don de Dios. Explica que comprobó que ocurría algo similar a otras muchas personas, especialmente entre las que llegan a destacar en el mundo, sea en la política, la economía, la cultura, el deporte, la ciencia, los espectáculos. Por ello afirma que “Dios no pide el currículum” y cuando al final de la vida se llegue ante Él no le importará tanto una larga relación de acciones realizadas ni de éxitos conseguidos, por importantes que sean, sino la rectitud de intención, el amor a Dios y a los demás, con que fueron realizadas. Es una forma distinta de expresar la frase de San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida se nos juzgará del amor”.
Quedando claro que la acción principal es la de Dios, Daniel Arasa lamenta la escasa presencias de los cristianos en la vida pública y estimula a luchar para cambiar el mundo, implicarse en la vida social y política, alcanzar el máximo nivel posible en la sociedad, pero no en busca del éxito o del interés personal, sino como un servicio, con entrega. Anima a estar desprendidos de las cosas, y por ello sentencia que “ir hacia Dios es como viajar en globo. Para subir mucho hay que pesar poco”.
A través de sus vivencias o reflexiones sobre gran número de asuntos de la vida ordinaria va repasando con visión trascendente asuntos como el dolor, la muerte, la santidad, la oración, el amor a la Virgen, el ver los defectos de los demás y no reconocer los propios, el arrepentimiento, el amor al Papa y a Iglesia… y no deja de abordar temas polémicos como, entre otros, los comunistas y la gauche divine, los peligros de que diversas instituciones de la Iglesia se conviertan en simples ONG porque no hablan de Dios, afirma que “huele mal” cuando algunos católicos son muy aplaudidos y más cuando lo hacen personas hostiles de manera habitual a la Iglesia, propone cautela ante espiritualidades que prescinden de Dios, o llama la atención sobre canciones universalmente conocidas, que incluso se tocan en las iglesias, y que, sin embargo, contienen mensajes anticristianos.
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1 Comentario. Dejar nuevo
Gracias Sr. Arasa por este libro, me ha encantado.