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Una autoridad de la psiquiatría española: la Ley Trans «es una locura»

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«No lo dice ningún activista de ningún tipo, ningún adversario de la ministra Irene Montero, ni ningún rival político del Gobierno que intenta sacar adelante en estos meses la norma que regulará la transexualidad», así arranca la entrevista que le ha realizado el diario El Mundo a Celso Arango, una de las mayores autoridades en psiquiatría española sobre la Ley Trans.

El Dr. Arango (Palma de Mallorca, 1968) es jefe del departamento pediátrico y juvenil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, catedrático por las universidades Complutense y de Maryland, y ex presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

En la entrevista, el galeno se muestra muy alarmado con la posible aprobación en el Congreso de los Diputados de una Ley Trans que excluye la supervisión de los profesionales de la salud mental sobre adolescentes.

Este referente de la salud mental asegura que en realidad, «no son trans, sino que tienen otros trastornos y creen que siendo trans los van a superar. Como la OMS ha despatologizado la transexualidad, ni nos han pedido opinión. Pero es una barbaridad lo que quieren hacer, y los vulnerables, los de siempre, podrían sufrir mucho».

Por eso ha apadrinado, en el Colegio de Médicos de Madrid, la presentación de la Asociación Amanda, que agrupa a unos 300 padres de toda España que aseguran sufrir la situación que él denuncia.

El Dr. Arango asiste con «preocupación» a la gestación de esta Ley Trans, «porque está alejada de la realidad». Desde el día a día en el Hospital Gregorio Marañón «estamos asistiendo a una explosión, un boom, un incremento exponencial de adolescentes que dicen ser trans, muchos por moda, y no lo son. En nuestra unidad de hospitalización, si habitualmente teníamos uno o dos adolescentes que decían ser trans al año, ahora lo manifiesta el 15%, o 20% de los ingresados. Obviamente no es una cifra normal, no responde a la realidad».

Precisamente, ForumLibertas informaba la pasada semana sobre el incremento de jóvenes que se declaran bisexuales ligado a las modas de las identidades de género a la ingeniería social que se está realizando desde algunos sectores basándose en esa ideología.

La respuesta que le da el psiquiatra a la situación es que «cuando aparece una cosa así y no es vírica o contagiosa, te preguntas: ¿esto a qué responde? Me preocupa mucho, conociendo la psicopatología de los adolescentes, esa búsqueda inmediata de respuesta, gratificación, variabilidad, cambio… Una de las cosas que primero aprendemos en psiquiatría infantil es a esperar antes de actuar. Cuando llega un niño y dice que su vida no vale nada, antes de poner tratamiento farmacológico, lo que haces es citarle una semana después. Y a lo mejor ha desaparecido el problema. Esperar, sencillamente».

«Lo que antes se llamaba disforia de género, que ahora se llama incongruencia, por supuesto que existe -prosigue-, y estoy completamente de acuerdo con que se despatologice y se ‘despsiquiatrice’, en los casos en los que es real. Pero a mí lo que me preocupa es que la mayor parte de los adolescentes que estoy viendo, al estudiarlos longitudinalmente, dicen ser trans y no lo son».

El problema de esta situación es que si esto les abocara a una situación de esperar y ver, o de empezar con una psicoterapia estaría bien, pero «si hablamos de que alguien que dice ser trans desde hace tres semanas va a un centro privado y le dan hormonas… Pues es una barbaridad. Hacemos algo que tiene complicada marcha atrás, cuando no es irreversible. Y a nosotros como profesionales sanitarios nos han enseñado que nuestra primera obligación es cuidar de la salud de nuestros pacientes. En dos visitas no conoces a un paciente, imagínese a los que se reclaman trans».

«Cuando les preguntas a estos chicos: pero qué es ser trans, qué es ser mujer, ser hombre, les desmontas muy fácilmente. Los que lo son de verdad se ve desde los cuatro o cinco años. A esa edad ya te dicen que el pito les da asco, que si pudiesen se lo quitaban, que no van a ponerse calzoncillos en su vida. Y en dos años siguen igual. Y en cinco, igual. Y te desmontan todo lo que les argumentes. Estos segundos los hemos visto toda la vida, sufren esa disforia de que hablábamos, y están completamente justificados los tratamientos para ellos. Pero son la proporción que le decía al principio: en nuestro hospital, puede que tres casos al año. El problema son los primeros. Ahora hay una explosión de los primeros», denuncia el médico sobre la Ley Trans.

Sobre el hecho de que una Ley así llegue al Parlamento y nadie de la comunidad científica levantar la mano, el Dr. Arango explica: «los legisladores deben escuchar a quienes atendemos a estas personas. Ojo, que podéis hacer mucho daño con esto. Y yo soy el primero a favor de la Organización Mundial de la Salud cuando dice que la disforia de género no es un trastorno mental, aunque también es verdad, ojo, que la gente con disforia de género sí tiene muchos trastornos mentales derivados de eso. Si a esta gente le sienta bien la hormonación y la intervención quirúrgica, pues fantástico, para esto es la ciencia. Pero estoy obligado a decirles a los del Hemiciclo que vengan a conocer lo que está sucediendo en nuestra unidad. Les invito a venir».

Con esta Ley el Gobierno bicéfalo socialista y de Podemos aplica la dinámica que suele llevar a cabo: sacar este tipo de leyes a través de decretos Ley sin escuchar a los especialistas que mejor conocen la situación. Pasó con el aborto, pasó con la Eutanasia y ahora está pasando con a Ley Trans.

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