Esta propuesta de ley, que avanza rápidamente en comisiones como la de Administración y Procuración de Justicia y la de Igualdad de Género, pretende eliminar cualquier restricción al aborto, incluso hasta momentos cercanos al nacimiento del bebé, alineándose con las directrices criminales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta iniciativa representa un nuevo ataque a los derechos fundamentales del ser humano: el derecho a la vida.
Un ataque directo a la vida
El derecho a la vida es el más fundamental de todos los derechos humanos, pues sin él no existen los demás derechos.
Esta realidad parece ser ignorada por quienes promueven la despenalización del aborto.
Al legalizar el aborto en todas las etapas del embarazo, el Estado mexicano estaría dando carta blanca para la eliminación de seres humanos inocentes, sin ninguna posibilidad de defensa.
Es importante recordar que la vida humana comienza en el momento de la concepción. Desde ese instante, el embrión es un ser humano con un ADN único, con una identidad distinta de la de la madre, y, por lo tanto, tiene derecho a vivir.
Quienes defienden el aborto argumentan que la mujer debe tener derecho sobre su cuerpo, pero este argumento olvida que el embarazo involucra dos cuerpos, no uno.
La vida del niño no es menos valiosa que la de la madre, y su derecho a vivir debe ser protegido.
La despenalización del aborto en todas sus etapas constituye una grave vulneración de los derechos humanos de los más indefensos, aquellos que aún no han nacido.
La reacción provida
Afortunadamente, la defensa de la vida no ha quedado en silencio.
Diversos grupos provida, encabezados por mujeres valientes, se han manifestado frente al Congreso de la Ciudad de México para expresar su oposición a esta ley.
Estas manifestantes, que abogan por el bien de los bebés por nacer, denuncian el intento de convertir en legal lo que, desde una realidad ética y humana, es un acto de asesinato.
Además, la Iglesia Católica en México ha emitido un firme pronunciamiento en contra de esta iniciativa. Los obispos han señalado que como pastores no pueden permanecer callados ante este ataque a la vida.
Subrayan que el derecho a la vida no es una cuestión de ideología ni de opinión política, sino que es una cuestión de dignidad humana y trascendencia.
La vida es un don sagrado que no puede ser violado por ninguna ley humana, por más que esta se presente como un avance en los derechos de las mujeres. La vida humana es inviolable, y ninguna legislación puede cambiar esta verdad fundamental.
La despenalización del aborto: ¿Un paso hacia la deshumanización?
El debate sobre el aborto no se trata únicamente de una cuestión política o legal, sino de una cuestión moral y ética que afecta directamente a la humanidad.
Despenalizar el aborto en todas las etapas del embarazo implica la aceptación de una cultura de muerte, en la que los más vulnerables son descartados bajo el pretexto de la libertad y el supuesto derecho de la mujer.
Esta mentalidad utilitarista reduce al ser humano a una simple elección, en lugar de reconocer la dignidad intrínseca que posee desde el momento de la concepción.
A lo largo de la historia, las grandes civilizaciones han sido juzgadas por su trato hacia los más débiles y vulnerables. La protección de los niños por nacer es uno de los mayores indicadores de una sociedad justa y humana. Si México, un país con una rica tradición cultural y espiritual, permite la despenalización del aborto, estaría enviando un mensaje devastador al mundo: que el valor de la vida humana es relativo y que, bajo ciertas circunstancias, la vida puede ser eliminada.
Las consecuencias sociales y morales de la legalización del aborto
La despenalización del aborto no solo afecta a los niños por nacer, sino que también tiene profundas repercusiones en la sociedad en su conjunto. La legalización del aborto refuerza la idea de que la vida humana puede ser dispensable y que los derechos de una persona pueden ser violados en nombre de intereses individuales.
Asimismo, se debe considerar el impacto psicológico y emocional que el aborto puede tener en las mujeres que lo sufren. A pesar de la narrativa oficial que promueve el aborto como una solución rápida y sin consecuencias, la realidad es que muchas mujeres experimentan sufrimiento emocional, depresión y sentimiento de culpa después de pasar por este procedimiento.
La tramitación de esta ley en Ciudad de México es un paso más hacia la deshumanización de nuestra sociedad. No permitamos que el aborto se legalice bajo el falso pretexto de la libertad, porque la verdadera libertad solo puede existir cuando se respeta la dignidad de cada ser humano, desde el momento de su concepción.