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Las urracas y la hispanidad

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Es bien conocido que las urracas son unos animales muy inteligentes y, de manera tradicional, se les asocia cierta fascinación por los objetos brillantes y llamativos. En la cultura popular se las narra y representa cogiendo con su pico llaves, gemas, cristales y otros pequeños cachivaches refulgentes para llevarlos a su nido y, aparentemente, atesorarlos.

¿Es este un signo de inteligencia? Quiero decir, ¿resulta inteligente que un animal desperdicie tiempo y esfuerzo por recoger objetos que no le sirven absolutamente para nada? Parece que la cultura popular quiere identificar como “inteligente” la fijación de estos pájaros por las cosas llamativas que, en realidad, no deberían importarle en absoluto, porque no son comida y tampoco le son de utilidad.

Yo no niego la superior inteligencia de las urracas con respecto a la mayoría de animales, acreditada como está por la gente común y por sesudos científicos. Pero, tampoco diría que ese comportamiento, en concreto, sea inteligente. De la misma manera, aprecio que muchos humanos, la gran mayoría, tenemos la misma tendencia a dejarnos seducir y obsesionarnos con “cosas brillantes” que, sí, nos llaman mucho la atención… pero no son importantes.

Joyas, gemas, oro, armaduras y armas, cañones, banderas y estandartes, cetros y coronas, símbolos de poder. Controlar nuestro entorno, mandar sobre los demás, decidir sobre sus vidas, que todos nos sigan y obedezcan.

Cosas brillantes y actuaciones grandiosas. La guerra. La conquista. El dominio. El poder.

Somos urracas del poder. Lo que más atrae nuestra atención es quién manda y sobre quién. Si hubo un dominio, quién lo ejerció. Si estalló una guerra, cómo se libró, quiénes vencieron, con qué armas lo hicieron, qué conquistaron. El poder nos obsesiona.

Si yo les pregunto “qué fue lo más importante de la Monarquía Hispánica”, ¿cuál será su respuesta? Con toda probabilidad, el poder. España gobernaba medio mundo. En nuestro imperio no se ponía el Sol. Millones de personas vivían bajo el mismo rey, una misma bandera nos representaba, unas mismas leyes nos regían.

Si yo les pregunto “cómo consiguió España conquistar América y medio mundo”, la respuesta también será “el poder”. Los conquistadores tenían mejores armas y armaduras, tenían cañones, caballos y perros, su tecnología era superior, sabían construir barcos y cruzar los mares, los indios les creían dioses, su capacidad diplomática era superior, etc., etc., etc.

Cegados con todas estas cosas brillantes, seremos incapaces de apreciar, siquiera, aquel rasgo que hizo de la Monarquía Hispánica algo único en la historia. Aquel hecho diferenciador de la Hispanidad, que lo aparta y eleva por encima de todos los demás gobiernos que son o han sido. Y este hecho fue la evangelización, motor espiritual de la conquista y de la Monarquía Hispánica, al menos en sus primeros tiempos. Como explicó perfectamente Ramiro de Maeztu:

«Por eso no hubo nunca un gobierno que encontrara mejores servidores que la antigua Monarquía Católica española, mientras se mantuvo fiel a su ideal misionero. Pero, cuando se empezó pensar en ella que España se había sacrificado demasiado por la Iglesia, aparecieron al mismo tiempo los españoles que pensaron que habían hecho demasiado por la Monarquía y por España. Así hemos vuelto a España, que fue nuestro punto de partida. Al fin de todo, ello me encuentro con que mi Patria perdió su camino cuando empezó a apartarse de la Iglesia y no puede encontrarlo como no se decida, de nuevo, a identificarse con ella, en lo posible. Es mucha verdad que, en los siglos de la Contrarreforma, sacrificó sus fuerzas a la Iglesia, pero esta es su gloria y no su decadencia.«

La clave del éxito y el mejor legado de la Monarquía Hispánica es la fe, el apostolado cristiano. La convicción profunda que tenían sus dirigentes y buena parte de sus gentes de que estaban llevando a cabo la obra de Dios, algo fundamentalmente bueno para los indios y para sus propias almas. Lo que distinguió esencialmente a la Hispanidad fue su vocación de servicio a Dios y al ser humano, en contraste con el ansia de poder de todos los demás imperios. Afán de servir frente a deseo de dominar.

Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” Marcos 9:35.

Cómo explicar esto en un mundo secularizado y cegado por el poder es un auténtico reto. De hecho, es el reto que nos proponemos en esta nueva sección de Hispanidad de Forum Libertas. Eso no quiere decir que todo lo demás no tuviera importancia. Conquistadores, batallas, legislación, diplomacia, viajes, tecnología, barcos, cañones, caballos, espadas, reyes y reinas, exploradores y marinos, encuentros y desencuentros, todo tiene su lugar. La historia está llena de matices y, si no nos parecieran emocionantes, no haríamos esta sección. Todo lo que concurrió para el éxito de esos trescientos años de Monarquía Hispánica es interesante para nosotros y tendrá su reflejo en esta sección, día sí y día también.

Pero, trataremos de no ser urracas humanas y desviar nuestra vista de lo que es realmente importante. Dijo el historiador Robert Conquest en la segunda de sus Leyes de la Política que “toda organización que no sea explícitamente conservadora acabará derivando en socialista”. Afinando un poco más, nos atrevemos a afirmar que “toda organización que no sea activamente apostólica acabará derivando en socialista o, primero en liberal y finalmente, en socialista”.

Quizá, si la Monarquía Hispánica no hubiera dejado a un lado el apostolado para cegarse con el poder, seguiría viva. Y lo que fue ya no es y no ha de volver jamás. Pero, quizá, si nosotros no desviamos la vista de lo importante, seremos capaces de llevar a España a mejores pastos, con ayuda de Dios.

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