En medio del debate generado hace unas semanas por la imagen retocada de la cruz en la cúpula de Los Inválidos para la promoción de los Juegos Olímpicos de París, surge una cuestión fundamental sobre el alma de Europa: ¿Estamos abandonando nuestras raíces cristianas?
En su esencia, Europa se ha forjado no solo por su recorrido político y económico, sino también por sus fundamentos espirituales cristianos arraigados en las tradiciones religiosas. Los cuales, han nutrido durante siglos a su identidad colectiva. En el documento «Europa: Sus Fundamentos Espirituales – Ayer, Hoy y Mañana», Josep Ratzinger, explora la importancia de estos fundamentos espirituales en el pasado, presente y futuro del continente europeo.
El pasado de Europa está intrínsecamente ligado a su herencia cristiana. Durante siglos, el cristianismo ha sido una fuerza unificadora que ha permeado todos los aspectos de la vida europea, desde la moralidad hasta la política. Así mismo, la historia de Francia, estuvo marcada por una fe cristiana presente en su cultura, su arte y su desarrollo político y social. Sin embargo, hoy nos encontramos debatiendo sobre la presencia de símbolos religiosos en la esfera pública, como la cruz en la cúpula de los Inválidos. Este ataque a nuestra herencia cristiana es una afrenta no solo a nuestra identidad, sino también a nuestros valores fundamentales como sociedad.
Ratzinger, en su escrito, destaca cómo el cristianismo proporcionó un marco ético que influyó en la legislación, la educación y la cultura en toda Europa. Las catedrales, las obras de arte religioso y las universidades medievales son testimonios tangibles de la profunda influencia del cristianismo en la historia europea. Es crucial recordar que el cristianismo ha sido siempre una fuerza unificadora en Europa, reuniendo a pueblos y naciones bajo una misma fe y unos mismos valores.
¿Estamos abandonando nuestras raíces cristianas?
La historia ha demostrado que cuando se suprimen los símbolos religiosos, se pierde parte de nuestra identidad colectiva. La cruz en la cúpula de Los Inválidos es más que un simple símbolo; representa siglos de historia, fe y cultura. Al borrar este símbolo, estamos negando nuestra herencia espiritual y despojando a Europa de una parte integral de su identidad. Ratzinger en su documento advierte sobre el peligro de perder de vista las raíces espirituales de Europa, lo que podría llevar a una crisis de identidad y valores.
La cruz en la cúpula de los Inválidos es un testigo de nuestra historia, nuestra fe y nuestra identidad como pueblo europeo. Solo al abrazar nuestras raíces cristianas podremos construir un futuro sólido y próspero para Europa y las generaciones venideras.