También queda en el aire, en el tema de las pensiones, qué habría que hacer en caso de una retracción del crecimiento y aumento del paro. El Gobierno de Rajoy no tuvo más remedio que fijar el aumento de las pensiones en un mínimo del 0,25 %, acosado por la crisis económica que había llevado al Gobierno de Zapatero a congelarlas. Hay mucha tarea por hacer para consolidar la subida acordada, que también está supeditada al esperado aumento del número de pensionistas en los próximos años, cuando lleguen a la jubilación la conocida generación del “baby boom” de los años sesenta y setenta del siglo pasado, frente al dramático descenso que sufrimos desde entonces.
Se necesita mayor crecimiento económico que mejore empleo, con el consiguiente efecto recaudatorio. Pero si ahora se habla de aumentar los impuestos mientras comienza a desacelerarse la economía, habrá que hacer muchas cuentas para que la estabilidad social no se resienta.