«Cuando nos ponemos rígidos y a la defensiva, no es por defender lo importante: es por defendernos a nosotros mismos a causa de la importancia que nos atribuimos como clientes de lo importante. Eso procede de una inseguridad personal no aceptada.
No somos importantes. Nos ponemos rígidos porque no aceptamos la incertidumbre y la inseguridad, cuando nada hay más seguro que esas dos situaciones que, ojo, nos constituyen vitalmente.
La seguridad y la certeza son cosas de Dios. Y sólo podrán ser nuestras en la misma medida en que contemos con Él.»
Paz y Bien, hermanos.
Cuando nos ponemos rígidos y a la defensiva, no es por defender lo importante, es por defendernos a nosotros mismos Share on X