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La verdad sobre el ser humano: una antropología amenazada

Oviedo acogió el I Congreso de Educadores y Familias Católicas organizado por Educatio Servanda Asturias

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Oviedo fue el escenario del I Congreso de Educadores y Familias Católicas, celebrado bajo el sugerente título «La abolición del hombre: el reto educativo de nuestros hijos», una iniciativa organizada por la Fundación Educatio Servanda Asturias.

La ponencia inaugural corrió a cargo del arzobispo de la diócesis, Mons. Jesús Sanz Montes, quien ofreció un profundo y articulado diagnóstico sobre la crisis antropológica de nuestro tiempo y las amenazas que se ciernen sobre la visión cristiana del ser humano.

Aprovechando el título del congreso, inspirado en la obra del pensador británico C.S. Lewis, el arzobispo advirtió que hoy asistimos a un intento sistemático de «abolir al hombre»,  no mediante métodos violentos, sino a través de una sofisticada ingeniería cultural, política y educativa.

Quienes aspiran a dominar una sociedad deben planificar el asalto a la familia y a continuación al hombre», afirmó.

El desmantelamiento de la visión cristiana

En su intervención, Sanz Montes denunció lo que calificó como «una invasión secuestradora» que busca «desmontar la resistencia humana, cívica y cultural», incluyendo la dimensión religiosa.

Según el prelado, esta operación deconstructiva lleva siglos gestándose, pero ha cobrado una especial intensidad en las últimas décadas con la expansión de diversas ideologías impulsadas desde instancias de poder mediático, legislativo y económico.

Entre los grandes desafíos contemporáneos, el arzobispo señaló la crisis demográfica de Occidente, la expansión del islam, la secularización progresiva y el empuje de un Nuevo Orden Mundial que «persigue transformar los valores occidentales heredados de Grecia, Roma y el cristianismo».

A su juicio, la Iglesia es sistemáticamente marginada como si fuera «una intrusa en el santuario de la modernidad», y la familia es diluida hasta su confusión, lo que la convierte en un blanco prioritario para la reingeniería social.

La familia será siempre un objetivo claro para desmontar y debilitar la entera sociedad», advirtió.

Educación y género: el epicentro del combate cultural

Especial énfasis puso Sanz Montes en el ámbito educativo, al que consideró decisivo en la batalla por el alma de la cultura. «Adueñarse de la educación es asegurarse una generación manipulada al antojo del poder dominante», afirmó. En este sentido, lamentó el avance de la ideología de género, a la que calificó como una de las «consecuencias más tóxicas y dañinas» de la deconstrucción antropológica.

También, con la valentía que le caracteriza, denunció las legislaciones que permiten el aborto, la eutanasia y otras formas de manipulación de la vida, acusando a los poderes públicos de legitimar atentados contra la dignidad humana en nombre de los derechos de la libertad individual».

Una alternativa: la antropología cristiana

Pero la intervención del arzobispo no se limitó a una denuncia de los males contemporáneos. También presentó la propuesta cristiana como una alternativa positiva y luminosa en medio de tanta confusión. «No basta señalar los despropósitos —dijo—, sino exponer la belleza de nuestra particular mirada».

Esa mirada nace de una experiencia bimilenaria que ha generado cultura, arte, filosofía, ciencia y formas de convivencia social profundamente humanas. Según Sanz Montes, el cristianismo ha sabido ofrecer respuestas a las grandes preguntas del hombre sobre la verdad, el bien, la belleza, el sufrimiento o la muerte. «Europa sería incomprensible sin el cristianismo», subrayó.

Citó también el arte, la literatura, la música y la pedagogía de la misericordia como expresiones de una antropología que reconoce al otro como hermano, no como amenaza. Frente al nihilismo, la fragmentación y el relativismo, el cristianismo sigue proclamando que el ser humano es imagen y semejanza de Dios, portador de una dignidad inviolable.

Una palabra de esperanza

El arzobispo concluyó su luminosa y potente intervención con una llamada a la esperanza y al compromiso.

Las raíces cristianas de Occidente pueden estar necesitando regarlas con un agua vivificadora que devuelva su fecundidad secular», dijo. Y añadió: «Queremos afirmar con una humildad que no se amilana ni acompleja el patrimonio moral y la herencia cultural que podemos y deseamos seguir transmitiendo a nuestra generación».

En un contexto de creciente hostilidad hacia la fe, Sanz Montes animó a los cristianos a no esconderse ni aceptar la censura que pretende recluirlos «en nuevas catacumbas». En su opinión, «los imperios ideológicos contrarios a Dios siempre han generado una cultura enemiga del hombre” mientras que la fe cristiana ha demostrado ser «una fuente de humanidad, verdad y libertad».

Con esta intervención, Mons. Jesús Sanz Montes ha vuelto a mostrar que es un pastor valiente, un testigo luminoso que no teme decir la verdad con claridad evangélica, sin miedo a la incomprensión ni a la impopularidad.

Su voz firme y serena se alza en medio de la confusión cultural de nuestro tiempo, recordándonos que sólo la verdad nos hace libres.

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