La tentación de limitar la libertad de expresión de los medios de comunicación regulando el derecho a la información es una tentación siempre presente en algunos dirigentes políticos que no soportan la pérdida de control de los flujos de información.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha caído en esa tentación flirteando con la idea de «regular» el derecho a la información, pilar básico de las sociedades democráticas y garantía de contrapeso necesario de los poderes democráticos. Durante la inauguración de unas jornadas de la Asociación de Periodistas Europeos la socialista afirmó que «la libertad de expresión no lo resiste todo, no lo acoge todo» y que es la propia UE con sus países miembros quien deberá empezar a revisar esta cuestión.
«Están tomando decisiones sobre regulación, es decir, de intervenir; se lo están planteando Francia, Alemania, Reino Unido e Italia, que están abandonando el famoso eje de que la mejor ley que regula el ámbito de la libertad de expresión y del derecho a la información es la que no existe», afirmó Calvo, que posteriormente no quiso responder las preguntas de los medios de comunicación.
Carmen Calvo: el modelo educativo es «un bien superior a proteger»
Para la vicepresidente el momento que se vive es «tan inquietante que estamos llegando al otro lado de ese dilema» y cree que el riesgo «ya es tan grande que necesitemos empezar a tomar decisiones que nos protejan porque por encima de los negocios legítimos de las responsabilidades profesionales de los hombres y mujeres en los medios de comunicaciones y de quienes asumen responsabilidades políticas está la violabilidad del modelo educativo». Calvo cree que ese modelo educativo es «un bien superior a proteger, un valor colectivo muy por encima de nuestras individualidades».
Calvo atribuye a las fake news la pérdida de credibilidad de la información, que habría afectado a «toda una profesión». Las fake news son un fenómeno beneficiado del nuevo entorno digital y la manera en que la información viaja en las nuevas plataformas web tales como redes sociales o buscadores. Un hecho que constituye un reto mayúsculo sobre cómo establecer sistemas de verificación de la información sin que debieran de destaparse ideas que sepulten la base de las sociedades avanzadas sobre libertad de información.