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La propuesta de una fecha común para la celebración de la Pascua

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El 3 de abril de 2025, la Comisión Teológica Internacional (CTI) del Vaticano emitió un documento titulado «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador» para conmemorar el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea de 325.

Este texto no solo se enfoca en recordar el significado fundamental de dicho concilio, sino que también aborda un tema que ha sido recurrente en los diálogos ecuménicos: la posibilidad de fijar una fecha común para la celebración de la Pascua cristiana.

Un aniversario significativo

El Concilio de Nicea fue un evento trascendental en la historia de la Iglesia cristiana.

En él se abordaron cuestiones teológicas fundamentales, como la naturaleza divina de Cristo, y se estableció el Credo Niceno, un pilar doctrinal del cristianismo.

Además, en este concilio se adoptó una regla para determinar la fecha de la Pascua, que debía celebrarse el primer domingo después de la luna llena siguiente al equinoccio de primavera.

Sin embargo, 1.700 años después, la controversia sobre la fecha de la Pascua sigue siendo un tema de debate entre las diferentes ramas del cristianismo.

La diferencia de fechas en la celebración de esta fiesta, que es central en la fe cristiana, ha permanecido como un símbolo de la división histórica entre la Iglesia de Occidente (Católica) y la Iglesia de Oriente (Ortodoxa).

El documento de la CTI no solo marca este hito histórico, sino que hace un llamado a la unidad cristiana a través de una fecha común para la celebración de la Pascua.

La Pascua y la comunión cristiana

La propuesta de una fecha común para la Pascua no es nueva. Durante años, ha sido un tema recurrente en los diálogos ecuménicos, con numerosas iniciativas de la Iglesia Católica, el Patriarcado Ortodoxo y otras denominaciones cristianas.

Sin embargo, la conmemoración del aniversario de Nicea ha proporcionado una nueva oportunidad para avanzar en este objetivo. En el contexto del aniversario, la CTI expresa que la convergencia de las fechas de la Pascua en 2025, cuando tanto la Iglesia de Roma como las Iglesias Ortodoxas celebran la resurrección de Cristo en la misma fecha, representa una «oportunidad providencial» para avanzar en este camino hacia la unidad.

El Papa Francisco ha sido un defensor constante de la idea de una fecha común para la Pascua.

En varias ocasiones ha hecho un llamado a los cristianos de todo el mundo a avanzar hacia la unidad en esta área. Durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, celebrada a principios de 2025, reiteró este llamado, mencionando que la coincidencia de las fechas de la Pascua en 2025 podría ser el catalizador para que los cristianos de todo el mundo celebren juntos la «fiesta de todas las fiestas» (como la Pascua es conocida en el rito bizantino) en total comunión.

El calendario juliano y el calendario gregoriano

La razón principal de la discrepancia en las fechas de la Pascua radica en los dos calendarios que se utilizan para determinarla.

El Concilio de Nicea adoptó el calendario juliano para calcular la fecha de la Pascua, un calendario que, aunque ampliamente utilizado en la antigüedad, resultó ser menos preciso que el calendario gregoriano, que fue instaurado por el Papa Gregorio XIII en 1582 para corregir los desajustes del calendario juliano con respecto a los ciclos solares y las estaciones del año.

Mientras que la Iglesia Católica Romana sigue el calendario gregoriano para determinar la fecha de la Pascua, las Iglesias Ortodoxas siguen el calendario juliano.

Como resultado, la fecha de la Pascua a menudo no coincide entre ambas ramas del cristianismo. A pesar de que el calendario gregoriano está más alineado con los ciclos estacionales, las Iglesias Ortodoxas se han mostrado reacias a adoptar el calendario gregoriano debido a la importancia histórica y cultural del calendario juliano en su tradición litúrgica.

La unificación

Aunque existen propuestas realistas para fijar una fecha común para la Pascua, las diferencias entre las dos ramas principales del cristianismo siguen siendo un obstáculo significativo.

La Iglesia Católica, por su parte, ha mostrado disposición para dialogar sobre el calendario a seguir, sin imponer el gregoriano como la única opción.

Sin embargo, las Iglesias Ortodoxas, que aún usan el calendario juliano, han sido más reticentes a comprometerse con un cambio, lo que hace que la posibilidad de alcanzar una solución definitiva sea incierta.

A pesar de los esfuerzos ecuménicos, como las declaraciones conjuntas del Papa Francisco y el Patriarca Ortodoxo Bartolomé I de Constantinopla, que expresan su deseo de encontrar una fecha común para la Pascua, aún no se han dado pasos concretos hacia la implementación de dicha unificación.

Esto se debe en gran parte a la complejidad de las negociaciones y a las profundas raíces históricas y teológicas que sustentan las tradiciones de cada Iglesia.

A pesar de las dificultades, el llamado de la CTI y de líderes como el Papa Francisco sigue siendo claro: la unificación de la fecha de la Pascua debe ser un objetivo prioritario para todos los cristianos. En palabras del Papa Francisco, «la coincidencia de las fechas de la Pascua debe servir como un llamado a todos los cristianos para dar un paso decisivo hacia la unidad».

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