Con la expresión, La «moral colectiva» nos estamos refiriendo a los grandes sistemas de pensamiento que dan sentido a los comportamientos en una sociedad, actores principales de la cosa pública. En estos momentos asistimos en España, algo más que perplejos, a una situación política y social inédita. Un «interregno» por utilizar un término de moda procedente del pensamiento de Gramsci, principal pensador y padre del eurocomunismo italiano.
Estamos en un tiempo en el que es urgente un análisis de la «moral colectiva» dominante, tanto de la clase política, de los actores principales, como de la sociedad y de la ciudadanía. Sus génesis, sus procedimientos, los efectos.
También nos podemos plantear en qué medida el pensamiento cristiano, la urgencia de la propuesta antropológica y social, está presente o, para ser más exactos, ausente.
Y, cómo no, también podemos preguntarnos a qué responde el silencio colegial de los obispos ante esta situación no conocida en la moderna historia democrática. Y si los criterios que determinaron que no hablaran ante unas elecciones son los mismos que están haciendo ahora que no se pronuncien sobre las grandes cuestiones morales que están generando esta situación de parálisis colectiva. Circunstancia nueva en la que no hay un solo responsable y, por tanto, un solo destinatario que se pueda dar por aludido.