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La maternidad subrogada, una práctica condenada por «Dignitas Infinita»

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La maternidad subrogada o vientre de alquiler es una práctica nefasta. El hecho de que se pueda comprar y vender la capacidad reproductiva de una mujer y el equivocado derecho a adquirir un hijo merma profundamente la integridad y el respeto por la vida humana. 

Erróneamente se trata de vender como la gran solución para parejas que luchan por concebir. Sin embargo, el fuerte testimonio que ofrece Olivia Maurel arroja luz sobre los oscuros y traumáticos aspectos que a menudo se pasan por alto.

Testimonio 

Nacida en Estados Unidos en 1991 a través de maternidad subrogada, Olivia Maurel se ha convertido en una destacada defensora de la abolición de esta práctica, que ella describe como la venta de vientres. Su experiencia personal revela las profundas secuelas emocionales perpetradas en los niños nacidos de esta manera. Olivia menciona el trauma del abandono y problemas de identidad que la han llevado incluso a intentos de suicidio.

Mientras que la maternidad subrogada se permite en la mayoría de los estados de EE. UU., es prohibida en la mayoría de los países de la Unión Europea debido a cuestiones éticas y de derechos humanos. 

Una violación grave de la dignidad humana

El Papa Francisco ha condenado enérgicamente la maternidad subrogada, calificándola de «deplorable» y una violación grave de la dignidad humana. En un discurso a los embajadores ante el Vaticano, instó a la comunidad internacional a prohibir universalmente esta práctica, afirmando que un niño nunca debe ser considerado como una mercancía.

Lo mismo está recopilado en la nueva declaración «Dignitas Infinita», publicada hoy por el  Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

La publicación de «Dignitas Infinita» destaca la importancia de preservar la dignidad humana. El documento afirma que la maternidad subrogada viola la dignidad humana al convertir a los niños en meros objetos.

Declaración de Casablanca

Olivia Maurel, a pesar de no ser católica, se sintió alentada por la posición del Papa y decidió escribirle pidiendo su apoyo para una prohibición universal de la maternidad subrogada. Su encuentro con el Papa como portavoz de la Declaración de Casablanca para la abolición de la gestación subrogada, así como su testimonio en una conferencia en Roma.

Olivia relata en su testimonio cómo descubrió la verdad sobre sus orígenes en la edad adulta. Nacida de una madre subrogada en Kentucky, Estados Unidos, fue entregada a sus padres comitentes sin experimentar el amor y el cuidado materno durante sus primeros momentos de vida.

Este desapego inicial dejó una profunda marca en su vida, manifestándose a través de luchas personales como adicciones, violencia y problemas de salud mental.

Su historia revela la complejidad y el sufrimiento que pueden experimentar los niños nacidos a través de la maternidad subrogada. La falta de vínculo afectivo con la madre biológica, la sensación de ser una mercancía creada a medida y el largo camino hacia la búsqueda de la verdad sobre sus orígenes son aspectos a los que Olivia ha tenido que enfrentarse.

El testimonio de Olivia Maurel y la condena del Papa Francisco ponen en relieve la importancia de poner fin a  esta  práctica.

Italia contra la maternidad subrogada

Recientemente, en Italia, se está luchando hacia  la abolición internacional de esta práctica, con la esperanza de convertirse en el primer país en definirla como un delito perseguido.

Eugenia Roccella, ministra de la Familia, ha expresado optimismo sobre la pronta aprobación de una ley que permita perseguir a los ciudadanos italianos que acuden a la práctica, aunque se haya llevado a cabo en el exterior.

La legislación propuesta en Italia para que el delito de maternidad subrogada se pueda perseguir también si es cometido fuera del país es vista por Olivia como un paso crucial en la dirección correcta. 

En los últimos tiempos, Olivia se ha convertido en una ferviente defensora de la abolición de la maternidad subrogada, llevando su testimonio a plataformas internacionales como la ONU y el parlamento europeo.

Su lucha no es solo contra la práctica en sí misma, sino contra un sistema que comercializa con los niños y utiliza a las mujeres como meros instrumentos reproductivos.

Implicaciones físicas y emocionales

A pesar de las falsas defensas que algunos puedan hacer en favor de la libertad de las mujeres que se someten a la maternidad subrogada, Olivia cuestiona si estas mujeres tienen una conciencia completa de las implicaciones físicas y emocionales derivadas de un vientre de alquiler.

Destaca el hecho de que muchas mujeres pueden sufrir graves repercusiones en su salud y enfrentarse a dilemas éticos y emocionales durante el proceso.

Un mercado lucrativo

Es evidente que la maternidad subrogada es una práctica profundamente problemática que despoja a las mujeres de su dignidad y convierte a los niños en productos de un mercado cada vez más lucrativo.

Al permitir que los vientres de las mujeres sean alquilados como si fueran simples objetos, se perpetúa una forma de explotación que va en contra de los valores más fundamentales de la humanidad. 

La maternidad subrogada fomenta una cultura de deshumanización y mercantilización de la vida humana, donde los deseos, el sentimentalismo y los recursos prevalecen sobre la integridad y los derechos de las mujeres y los niños involucrados. 

En casos de maternidad subrogada, el deseo desesperado de tener un hijo a cualquier costo arrasa con la dignidad y el valor humano. Las madres gestantes y los niños gestados pasan a ser meros objetos de satisfacción de deseos individuales. 

La maternidad subrogada fomenta una cultura de deshumanización y mercantilización de la vida humana, las madres gestantes y los niños gestados pasan a ser meros objetos de satisfacción de deseos individuales. Share on X

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