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La incertidumbre de la subida del SMI

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La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha anunciado que en los próximos días se dará a conocer la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para este año, que está congelado desde el 1 de enero. La ministra recordó que el Gobierno de España, cumpliendo con las recomendaciones europeas, ha desplegado una comisión de expertos «de máximo nivel» que está formando parte del diseño de la nueva estructura salarial.

En este sentido, Yolanda Díaz destacó que el Gobierno ha entendido «desde el minuto uno» que la mejor política de rentas para combatir la pobreza laboral era la subida del salario mínimo interprofesional. Según Díaz, esto ha permitido que 1,5 millones de trabajadores hayan visto mejorada su situación salarial, sobre todo mujeres y jóvenes, lo que demuestra que es «una herramienta muy eficaz, con un enorme impacto de género e igualación social».

La ministra indicó que la subida media de los convenios colectivos para este año oscila entre el 1,5% y el 1,8%. «Por tanto, no es demasiado justo que dejemos a los que más lo necesitan, no congelados, sino con una pérdida de poder adquisitivo». La  tarea que tiene encomendada esta comisión es determinar la senda de convergencia más adecuada para subir progresivamente el SMI hasta situarlo en 2023 en el 60% del salario medio en España. Es decir, cuánto subirá este año, si es que sube; cuánto el siguiente y cuánto en 2023.

Es probable que el Ejecutivo, antes de tomar la decisión, que todo apunta que será elevarlo, lo debata en el seno del diálogo social. Y ahí puede encontrarse la oposición de la patronal, que a final de 2020 rechazó con contundencia un incremento en las actuales circunstancias. Sin embargo, si no se trata de un alza fuerte, como el que hubo en 2019, cuando se impulsó de golpe un 22%, podría transigir, en vista también de que la inflación está disparada y se acerca al 3%, según dejan entrever fuentes de la CEOE, que todavía no ha fijado su postura.

En este contexto, el alza de los costes empresariales y el repunte de la inflación, sobre todo en materia energética con unos precios de la electricidad y los carburantes disparados, están lastrando la competitividad de las empresas y en cierta forma, en el marco de los ERTE y los avales del ICO, la productividad, según advierten expertos de distintos organismos y entidades.

Para el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, hay que tener en cuenta que algunas de las actividades donde más sube el coste laboral han tenido también un incremento importante de los beneficios como consecuencia del incremento de márgenes. El resto de las empresas, han podido enfrentar este aumento sin afectar relativamente el empleo o transmitirlo al consumidor (la inflación subyacente, sin energía, se mantiene alrededor del 0%) por la utilización generalizada de los ERTE y por el crédito extendido por las entidades financieras utilizando las garantías provistas por el ICO; el ahorro que algunas de ellas acumularon durante el período anterior a la crisis; y las expectativas de recuperación.

El debate sobre el SMI se reabrió hace dos semanas cuando el Ministerio de Trabajo avanzó que anunciará en breve la estructura salarial hasta 2023 que aborda el grupo de expertos designado por el Gobierno para ello y que se mantenía la intención de subir de nuevo este mismo año el SMI, congelado desde enero ante la falta de consenso en el seno del Gobierno por la postura de la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, de aplazarlo a cuando haya recuperación, frente a la preferencia de subirlo ya de la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Además, la semana pasada el Banco de España avivó aún más el debate al publicar un informe en el que hablaba de una pérdida de creación de empleo de entre el 6% y el 11% (80.000-180.000 empleos) entre los colectivos afectados por el SMI como consecuencia del alza histórico del 22% de 2019, aunque también subrayaba otros aspectos como la “equidad” que se logra con esta medida.

En este contexto, el alza de los costes empresariales y el repunte de la inflación, sobre todo en materia energética con unos precios de la electricidad y los carburantes disparados, están lastrando la competitividad de las empresas Share on X

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