La reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que azotó la Comunidad Valenciana ha dejado una estela de devastación sin precedentes. Con más de 200 fallecidos y miles de damnificados, la respuesta de la Iglesia Católica ha sido inmediata y multifacética, abarcando desde la asistencia material hasta el apoyo espiritual y emocional.
Respuesta inmediata y coordinación de ayuda
Desde el inicio de la emergencia, diversas parroquias se han convertido en centros neurálgicos de ayuda. La parroquia Nuestra Señora de Gracia de La Torre, por ejemplo, ha sido habilitada como centro de recogida y distribución de alimentos y productos de primera necesidad. El párroco Salvador Pastor destacó la participación de más de 200 voluntarios, muchos de los cuales llegaron a pie para sumarse a las labores de solidaridad. Asimismo, en localidades como Benetússer, Alfafar, Paiporta y Sedaví, grupos de jóvenes y miembros de la comunidad han colaborado en la limpieza de viviendas, comercios y templos afectados por las inundaciones.
Movilización de voluntarios y recursos
La movilización ha sido masiva. Sacerdotes, religiosas y laicos han trabajado incansablemente en tareas de rescate, limpieza y apoyo a las familias afectadas. El sacerdote Federico Ferrando, junto a religiosas en Paiporta, ha estado en primera línea de asistencia. Además, la Universidad Católica de Valencia, el colegio Pureza de María y la Casa de la Virgen han enviado voluntarios y recursos para apoyar a las comunidades más afectadas.
Apoyo espiritual y emocional
Además de la ayuda material, la Iglesia ha ofrecido acompañamiento espiritual y emocional a las víctimas. El Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, presidió el rezo del Rosario por las víctimas en la Basílica de la Virgen. En sus declaraciones, Mons. Benavent expresó: «Estamos arbitrando medios y posibilidades para ayudar a los que lo necesitan. Hemos ofrecido las instalaciones de las parroquias que están en condiciones para convertirse en lugares de solidaridad y acogida».
Colaboración con autoridades y otras entidades
La Iglesia ha trabajado en estrecha colaboración con las autoridades locales y organizaciones de ayuda. La parroquia de La Torre, por ejemplo, ha coordinado esfuerzos con el Ayuntamiento y Protección Civil para optimizar la distribución de recursos. Además, se han establecido canales de comunicación con otras entidades eclesiales para coordinar la ayuda recibida.
Desafíos y necesidades actuales
A pesar de los esfuerzos, las necesidades siguen siendo enormes. El párroco de Alfafar, Javier Francés, describió la situación como «apocalíptica» y señaló que «hay gente que lo ha perdido absolutamente todo». La falta de acceso a ciertas áreas y la magnitud de los daños representan desafíos significativos para las labores de ayuda.
La implicación de la Iglesia Católica en la respuesta a la DANA en Valencia ha sido integral y comprometida. A través de la movilización de recursos humanos y materiales, y ofreciendo apoyo espiritual, la Iglesia ha demostrado su compromiso con la comunidad en momentos de crisis. Sin embargo, la magnitud de la tragedia requiere una colaboración continua y el apoyo de todos los sectores de la sociedad para la reconstrucción y recuperación de las zonas afectadas.