Todo comenzó en diciembre de 2023, cuando Mackenna, tras enterarse de su embarazo, sintió que su mundo se desmoronaba. Se había enfrentado a duras complicaciones durante el nacimiento de su primer hijo, lo que la dejó preocupada sobre cómo un segundo embarazo afectaría su situación financiera y de vivienda.
En un momento de angustia, tomó la decisión de abortar. «Busqué ‘píldora abortiva’ en Internet y encontré un sitio que me envió los medicamentos. Ni siquiera tuve que visitar a un médico», recuerda Mackenna con un tono de incredulidad.
En ese instante, una decisión apresurada la llevó a consumir mifepristona, la primera de las dos píldoras abortivas.
Sin embargo, en cuanto tomó la mifepristona, el arrepentimiento se apoderó de ella. «Sentí un pánico inmediato. ¿Qué había hecho?», se pregunta. En su búsqueda desesperada de información, descubrió la posibilidad de revertir la acción mediante el protocolo de Reversión de la Píldora Abortiva (APR).
Una segunda oportunidad
La APR ofrece a las mujeres que se arrepienten de haber tomado la mifepristona la oportunidad de salvar a sus bebés mediante la administración de progesterona.
Este tratamiento tiene una tasa de éxito de entre el 64% y el 68%, lo que ha permitido salvar a más de 5000 bebés en Estados Unidos. Mackenna encontró la Red de Rescate de Píldoras Abortivas y se conectó con Chelsea Mynyk, una enfermera practicante en Castle Rock, Colorado.
«Desde el primer momento, Chelsea me tranquilizó. Me explicó todo el proceso de APR y me dio esperanza», relata Mackenna. Chelsea le imprimió una ecografía con la palabra «HOPE» escrita en ella, un gesto que marcó un hito en la vida de Mackenna. Gracias a la atención constante de Chelsea, Mackenna recibió la progesterona y, tras varias semanas de cuidados, llegó a la semana 20 de su embarazo. Finalmente, en el verano de 2024, dio a luz a una hermosa hija, un símbolo de esperanza y redención.
La amenaza a la opción de la vida
A pesar de la gratitud que siente Mackenna por la atención que recibió, su historia tomó un giro inesperado. En enero de 2024, alguien presentó una denuncia contra Chelsea por proporcionar la APR. «Nunca sugerí esa denuncia. Solo quería salvar a mi bebé», expresa Mackenna, quien se considera afortunada de haber tenido acceso a esta atención. La denuncia condujo a una investigación por parte de la Junta de Enfermería de Colorado, que ahora cuestionaba la validez del tratamiento que Chelsea había proporcionado.
El gobernador de Colorado, Jared Polis, ha manifestado que, aunque considera que el aborto debe «minimizarse», su administración aprobó una ley que prohíbe la reversión de la píldora abortiva. Esta contradicción en las políticas ha generado preocupación entre defensores de la vida. «No se trata solo de mi historia. Muchas mujeres necesitan esta opción, y Colorado no debería prohibir a los profesionales de salud salvar vidas», dice Mackenna.
El derecho a elegir la vida
La progesterona se ha utilizado durante décadas para ayudar a mantener embarazos y prevenir partos prematuros. La decisión de prohibir su uso en el contexto de la reversión de la píldora abortiva plantea preguntas éticas y morales profundas. «Es injusto que una mujer que cambia de opinión no tenga acceso a este tratamiento que puede salvar a su hijo. ¿Por qué se le negaría esa oportunidad?», reflexiona Mackenna.
A medida que el debate sobre el aborto continúa en el ámbito público, es fundamental recordar que la reversión de la píldora abortiva no es solo una cuestión de salud, sino una cuestión de vida.
Permitir que las mujeres tengan la oportunidad de salvar a sus hijos después de haber tomado una decisión terrible no solo es una cuestión médica, sino también un imperativo moral. Mackenna y su historia destacan la urgencia de luchar por la vida y por el derecho a elegir, no solo en Colorado, sino en todo el mundo.