Recientemente la Fiscalía ha defendido que «cualquier actividad laboral que suponga la explotación de la mujer es constitutiva de delito”. España vive una situación legal en la que si una mujer ofrece servicios sexuales con su propio cuerpo no está penado, pero si alguien realizar una actividad sexual lucrativa con el cuerpo de otra persona, en ese caso, esa persona se está exponiendo a penas derivadas del delito de proxenetismo.
El Código Penal no permite la prostitución ajena, aunque ante esto los empresarios de la explotación sexual encuentran fórmulas que escapan del control legal, por ejemplo, prostíbulos y macroprostíbulos (los más famosos son los fronterizos con Francia en la Junquera, ya que el país galo prohíbe la prostitución y esos locales se nutren de ese turismo sexual) operan con licencias de hoteles y, supuestamente, alquilan habitaciones a trabajadoras del sexo para que lleven a sus clientes, cuando en realidad éstas realizan la actividad bajo el control y la tutela del propietario.
¿Su validación legalizaría la prostitución?
La versión de la Fiscalía es que con el nuevo sindicato creado por iniciativa de un grupo de prostitutas “se pretende utilizar su creación para legalizar la prostitución», ya que, según explica en su exposición de motivos, en nuestro país se “sanciona el proxenetismo y se prohíbe que alguien saque provecho y beneficio a través de la explotación de una persona, de la prostitución ajena”.
Este argumento de la Fiscalía no deja de caer en una profunda contradicción porque si bien es cierto que la creación de ese sindicato podría provocar de nuevo ingenierías legales para que el proxenetismo encontrara un respaldo institucional a su labor, es también cierto que si el marco legal español permite la actividad sin considerarla legal (la considera alegal), la contradicción existe cuando no se les permite a estas personas encontrarse alrededor de un sindicato que estructure una actividad que el Código Penal no pena.
Evidentemente, la prostitución es una actividad que cosifica el cuerpo de la mujer y elimina la dignidad de la persona. Países como Suecia han prohibido tal actividad porque considera que incrementa la violencia contra a mujer en a sociedad. Por lo tanto, España debería aclararse y si no considera que tal actividad es constitutiva de un sindicato, no permitirla ni de manera ajena ni de manera directa.
Un sindicato que es “un gol por la escuadra”
La Fiscalía expuso en la Audiencia Nacional sus motivos ante los jueces que deben dilucidar si expulsar o no del registro el que se ha conocido popularmente como el sindicato de prostitutas.
Tal iniciativa fue admitida a trámite por el Ministerio de Trabajo el verano pasado, después la ministra Magdalena Valerio confesó que no habían leído adecuadamente la situación: «Nos han colado un gol por la escuadra». Evidentemente la bronca política fue mayúscula y dos asociaciones feministas demandaron la existencia de tal sindicato, del que ahora la justicia decide su futuro.