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La espiritualidad de chicos y adolescentes en su vida ordinaria: tener un propósito

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Es importante presentar en un programa de educación afectivo-sexual a los chicos, adolescentes y jóvenes la dimensión espiritual. Si no tienen un conocimiento claro de esta cuestión se les niega un componente vital y fundamental para que sean eficaces en el modo de enfocar su vida y que adquieran un estado de bienestar y se encuentren felices.

Si los adolescentes no tienen una visión de lo sobrenatural o no estudian la asignatura de Religión es importante situarlos ante la dimensión espiritual. La verdadera espiritualidad tiene que ver con la formación de su propia conciencia y con su comportamiento. Significa que los chicos tengan un buen reconocimiento de su identidad espiritual eterna y que tomen los valores que son necesarios para su propia vida, el valor inherente a su persona y a todos los seres humanos y que esto se refleje en su forma diaria de vivir. La vida espiritual les hará ser sencillos, pero al mismo tiempo obtener el crecimiento y éxito al aplicar un sentido elevado de si mismos, y esto se reflejará en la forma como están llevando sus vidas.

El verdadero propósito de la espiritualidad es que sean más efectivos y ayudarles a mejorar sus actos, por eso espiritualidad y acción trabajan juntas. La espiritualidad da sentido a todas las acciones que realizan, pero sus propias acciones dan un propósito a la espiritualidad. El papel tan vital que la espiritualidad ejerce en la vida de los chicos requiere un esfuerzo para comenzar el proceso, y el primer paso que deben dar es su propia búsqueda. Es natural en los niños y adolescentes la búsqueda para comprender lo que es la verdad, quienes son, cual es el sentido de sus vidas, lo inmortal, lo eterno. Pero a partir de la búsqueda es necesario que empiecen a personalizar todo lo suyo, los pensamientos, orientar deseos y sentimientos, palabras adecuadas a este modo de ver la vida expresado en un lenguaje coherente, acciones significativas en sus vidas, un compromiso con la vida y con la verdad, las relaciones adecuadas, las amistades.

Aquí empieza el esfuerzo. La vida les llega del exterior por muchos estímulos, unos son adecuados y ayudan al crecimiento, pero otros pueden ser dañinos para el desarrollo personal y no pueden ser incorporados como valores. Así, al pensar positivamente, los chicos y adolescentes pueden en el curso de su búsqueda espiritual llegar a comprender el gran poder del pensamiento e incorporar a sus vidas la clase de pensamientos que son buenos para ellos y cuáles pueden ser dañinos para su vida y para su salud. Un pensamiento positivo lleva paciencia, amor, bondad o cualquier virtud inherente a él, que hace que sea un pensamiento positivo. Sin embargo, es solo cuando esa virtud se expresa en su actitud, en un discurso coherente o en un comportamiento adecuado que la espiritualidad comienza a manifestarse en la acción de sus propias vidas.

Incorporar la espiritualidad en la acción significa utilizar su comprensión espiritual y su racionalidad en la vida diaria. Esto implica la actitud adecuada y requiere un pequeño plus de esfuerzo. Hay muchas personas, jóvenes o no, quienes creen que no es necesario llevar vidas de esfuerzo, que la vida es para vivirse. Esas personas desean mantener las cosas fáciles y usar todo a su alrededor para mantenerse felices. Sin embargo, la verdadera felicidad está en desarrollar las capacidades que como seres humanos tienen y eso requiere la búsqueda constante, el crecimiento en valores y virtudes. Los recursos fáciles satisfacen realmente la necesidad momentánea, pero no dan el sentido de la felicidad y lo que la realidad social les presenta no les puede llenar. Aquellos recursos que pueden verdaderamente satisfacer sus necesidades están en general en un estado que algunos les puede parecer decadentes, pero los valores personales y sociales deben recuperarse para un verdadero crecimiento y es lo que necesitan tanto interna como externamente para ser felices.

Aunque la vida es para ser vivida, a la vez es necesario que sean inteligentes y creativos, estar creando y trayendo realidades nuevas a la vida. Esto es algo que lo chicos y adolescentes necesitan comprender: que además de ser vivida, la vida es también algo para hacer, para crear, disfrutar la vida y estar a cargo de ella también; aprender a moldearla y dirigirla les permite a los chicos y adolescentes sacarle mas partido, tener más alegría, al disponer de más recursos propios. Para ello, necesitan una clara comprensión de sus recursos internos, de cómo las energías del pensamiento y los sentimientos se forman y cual es la fuente de esas energías. Aquí es donde la educación sexual -afectiva-espiritual puede ser de mucha ayuda, lo que le va a permitir entender las necesidades esenciales de su ser interno y satisfacerlas adecuadamente.

La espiritualidad como dimensión de su propio ser llevada a la acción tiene un efecto positivo y directo por lo menos en áreas específicas de la vida de los chicos y adolescentes.

1º.-Su bienestar interno equilibrando su afectividad. La educación sobre este componente de la dimensión espiritual está también dirigida a proporcionarles la plenitud de sentirse seguros de sus convicciones. No se trata de meros sentimientos. El saberse amados y con capacidad de amar verdaderamente (a pesar de tantos engaños que hay en la vida) les ayudará a distinguir el amor de otros sucedáneos que no logran la plenitud de la persona porque no la “llenan”). Sólo el amor no pasa y penetra la eternidad. Sólo el amor nos identifica como personas maduras ante nosotros mismos y los demás. Sólo el amor nos lleva a sentirnos dignos y valiosos ante nosotros mismos y, por tanto, a rechazar lo que nos degrada o degrada a otros. Y, al mismo tiempo, sólo el amor, que en su núcleo es la actitud que realiza y perfecciona a la persona, es lo que nos hace tomar las decisiones correctas que afectan al desarrollo y al ejercicio plenamente humano de la sexualidad.

2º.-Crecen como personas y fomentan su personalidad.

3º.-Tienen mayor capacidad para ser lideres ya que comprenden mejor sus dimensiones personales.

4º.-Les permite tener un perfil profesional adecuado a su ser personal. Esta forma de realidad se ajusta directamente a su vida y desarrollan habilidades para vivirla Esto está en contraste con algunas ideas populares que se tiene de que la espiritualidad debería estar separada de la vida, que la meta de una práctica espiritual necesita ocurrir aislada de la vida. De hecho, los aspectos anteriores son ejemplos de como la espiritualidad es para utilizarse en la vida, de como la espiritualidad y la acción están conectadas.

María de las Nieves Álvarez Peláez, médico Asociación Nuevo Diálogo (ANDI) para la defensa de los DDHH.

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