“La adopción de medidas para preservar la calidad y la cantidad de los recursos mundiales de suelo no debería requerir justificación alguna. Existe una necesidad urgente de abordar la excesiva erosión del suelo en el Antropoceno”.
Esta es la alerta que lanza Jean Poesen, uno de los expertos ponentes en el Simposio Mundial sobre la Erosión del Suelo, celebrado entre el 15 y el 17 de mayo y organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La FAO advierte de las cinco amenazas para nuestra seguridad alimentaria que supone la erosión del suelo, un cáncer para la Tierra: restringe la producción de alimentos, degrada los ecosistemas, afecta al suministro de agua, daña las infraestructuras urbanas y contribuye a la pobreza.
De hecho, la FAO calcula que “cada cinco segundos se erosiona una superficie de tierra equivalente a un campo de fútbol y que, siguiendo la tendencia actual, más del 90% de todos los suelos del planeta podrían estar degradados para 2050”.
Esta organización considera que uno de los ingredientes clave para un futuro #HambreCero es el suelo que hay bajo nuestros pies, pero su erosión “afecta a la producción de hasta el 95% de los alimentos que consumimos”.
Además, “puede aumentar la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, como deslizamientos de tierra e inundaciones”, por lo que “combatir la erosión del suelo será clave para un futuro sin hambre y para alcanzar la Agenda 2030”, añade.
Cabe recordar que la erosión del suelo es uno de los efectos del cambio climático, una amenaza temida en la mayoría de países de todo el mundo, entre ellos España.
Las 5 amenazas de la erosión del suelo
Estas son las “cinco formas en que la erosión del suelo amenaza nuestra seguridad alimentaria y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, según la FAO:
1. La erosión del suelo restringe nuestra capacidad para producir alimentos nutritivos
Al disminuir los nutrientes disponibles para las plantas, así como el espacio para desarrollar las raíces, la erosión del suelo puede reducir el rendimiento agrícola hasta en un 50%.
Además, los cultivos tienden a ser de menor calidad: deformes, más pequeños y menos nutritivos. Este producto de escasa calidad tiene consecuencias no sólo para los agricultores que tratan de venderlo, sino también en las personas que obtendrán menos nutrientes al consumirlo.
2. La erosión del suelo conduce a la degradación de los ecosistemas
La erosión del suelo significa la eliminación de la capa superior del suelo, la más fértil del suelo. Implica que los minerales y nutrientes del suelo se depositen en otros lugares, degradando a menudo los ecosistemas tradicionales.
Además, los sedimentos depositados pueden acumularse en embalses o anegar ríos y arroyos, privando a la gente de los recursos y la energía que les aportan.
3. La erosión del suelo afecta al suministro de agua
El suelo captura, almacena y filtra el agua, de modo que cuando se erosiona, deja transitar menos agua puede a través suya.
Sin suelo, la calidad del agua potable en las tierras bajas puede disminuir, ya que el agua no fue filtrada adecuadamente a través del suelo aguas arriba.
Además, con menos suelo para absorber las lluvias torrenciales, las inundaciones pueden volverse más frecuentes e intensas.
4. La erosión del suelo daña las infraestructuras urbanas
Cuando la tierra no está sujeta por las raíces de las plantas, puede verse fácilmente arrastrada por el viento o el agua. Como resultado, el suelo suelto y erosionado puede hacer que las inundaciones, los deslizamientos de tierra y los vientos huracanados sean más intensos.
Estos desastres naturales no sólo destruyen las explotaciones agrícolas, sino que también pueden dañar infraestructuras urbanas que aportan servicios vitales a los habitantes de las ciudades.
5. La erosión del suelo contribuye a la pobreza y puede conducir a la migración
Más de 68 millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares en todo el mundo, muchas de ellas por cuestiones relacionadas con el clima.
La erosión del suelo no hace más que agudizar los efectos del cambio climático: con menos suelo, los ecosistemas tienen menos resiliencia para adaptarse a los nuevos patrones de temperatura y precipitaciones.
A medida que el agotamiento del suelo agrava los efectos de los fenómenos meteorológicos, los medios de subsistencia de la población se ven cada vez más afectados, y más personas pueden verse obligadas a desplazarse a otro lugar.
Todavía hay esperanza
“A pesar de todo, hay buenas noticias: en algunos lugares del mundo, las tasas de erosión del suelo han disminuido en las últimas décadas”, señalan los responsables de la FAO.
“De hecho, la erosión puede reducirse en gran medida en casi todos los contextos con prácticas de gestión sostenible del suelo, como la construcción de terrazas o el desarrollo de cultivos de cobertura que protejan la superficie del suelo”, añaden.
Consideran que, “trabajando juntos, agricultores, científicos y responsables de las políticas pueden desarrollar estrategias y programas para luchar contra la erosión del suelo”.
“Salvemos nuestro futuro”
Esa esperanza ha sido el eje del Simposio Mundial sobre la Erosión del Suelo (GSER19), una reunión científico-normativa celebrada en la sede de la FAO en Roma al amparo del eslogan “detengamos la erosión del suelo, salvemos nuestro futuro”.
Entre sus objetivos está el de “traducir las evidencias científicas y normativas en decisiones y medidas para reducir al mínimo la erosión del suelo a fin de aumentar la seguridad alimentaria y los servicios de los ecosistemas, y promover la restauración de los sitios erosionados”.
La directora general adjunta de la FAO, Maria Helena Semedo, detalló en la presentación del simposio que la agricultura intensiva, la labranza, el monocultivo, el pastoreo excesivo, la expansión urbana, la deforestación, la industria y la minería contribuyen a acelerar dicha erosión.
Uno de los ejemplos analizados en el GSER19 ha sido el del “impacto del cultivo del olivo en la erosión del suelo en el Mediterráneo (España)”.
“El cultivo de olivos en la cuenca mediterránea ocupa aproximadamente 7,5 millones de hectáreas que afectan la calidad de los suelos en la región. Este video explica las causas de la erosión del suelo en el Mediterráneo e identifica las prácticas de manejo sostenible del suelo para proteger los suelos en el área”.
Lo que dicen los expertos
Diferentes expertos, ponentes en el simposio, dejaban constancia de su opinión respecto a diferentes enfoques de la problemática de la erosión del suelo.
José Graziano da Silva, director general de la FAO: “un tercio de los suelos del mundo están degradados, y su potencial se ve limitado por muchos factores, incluida la erosión del suelo. La gestión sostenible del suelo es una parte esencial de la ecuación del Hambre Cero”.
Rosa Poch, presidenta del Grupo Técnico Intergubernamental del Suelo (ITPS): “la erosión de los suelos afecta globalmente a todo el planeta. Como especialistas conocemos ya muchas de las soluciones técnicas, pero como sociedad no hemos llegado aún a ponerlas en práctica”.
Jae E. Yang, ponente, profesor y director de investigación, Universidad Nacional de Kangwon, República de Corea: “perder el suelo es perder comida y vida. Un enfoque integrado que reúna ciencia y política es clave para la gestión sostenible del suelo y el control de la erosión del suelo. Necesitamos una plataforma global para salvar este recurso natural finito de la erosión del suelo”.
Lindsay C. Stringer, profesora de Medio Ambiente y Desarrollo en el Instituto de Investigación y Sostenibilidad, Escuela de la Tierra y el Medio Ambiente, Universidad de Leeds, Reino Unido: “vivimos en una época en la que hay muchos conocimientos disponibles para ayudar a combatir la erosión del suelo”.
Richard Cruse, ponente, profesor y director del Centro de Aguas de Iowa, Estados Unidos: “los grandes avances en materia de intervención e innovación necesarios para detener la erosión del suelo y salvar nuestro futuro requieren de la colaboración de los mejores profesionales trabajando en erosión del suelo en todo el mundo”.
Incas y mayas lo tenían claro
Por otra parte, otro de los asistentes al simposio, el profesor Fernando Delgado, de la Universidad de los Andes en Mérida (Venezuela), recordaba que mientras los actuales científicos buscan fórmulas para paliar los efectos de la erosión del suelo, civilizaciones prehispánicas como la inca o la maya ya dieron con la clave en su época.
Los mayas, por ejemplo, desarrollaron cubiertas vegetales junto a la domesticación de más de 170 especies, entre ellas el algodón o el cacao, y fueron líderes en la asociación de cultivos de ciclo corto, como calabaza, frijoles y maíz básicamente, a través de la milpa, detalló Delgado.
Este sistema tradicional de Mesoamérica protege el suelo de la erosión y evita el crecimiento de malezas, siempre con “gran respeto por el bosque y respetando los tiempos adecuados de descanso propios de una agricultura sostenible”, afirmó durante el simposio.
Por su parte, los incas sobresalieron en reducir las escorrentías con la construcción de terrazas, muros de tierra rellenados por distintos materiales que incluyen una capa orgánica cultivable por encima de otras más finas de drenaje rápido.
Con esta técnica, estabilizaban las laderas y los andenes servían también contra las heladas a gran altura al captar más radiación solar durante el día y perderla lentamente por la noche.
“Es increíble cómo los sistemas de patrimonio agrícola y los conocimientos tradicionales pueden enseñarnos tanto”, concluyó por su parte otro de los asistentes, Eduardo Mansur, director de Tierra y Agua de la FAO.
