La crisis de natalidad en España es una de las más profundas de Europa, un continente ya de por sí sumido en una caída demográfica severa como consecuencia de la falta de nacimientos.
En el país se dan dos circunstancias que alimentan la situación: una crisis de natalidad preexistente y la falta de apoyo a la maternidad en el país.
Según indica el catedrático de Geografía Humana y presidente de la Universidad Internacional de La Rioja, Rafael Puyol, en declaraciones a La Vanguardia, en España se arrastra ya varios con crecimiento vegetativo negativo en el que mueren más personas de las que nacen.
“Los malos datos de este crecimiento vegetativo negativo –afirma el experto– se repetirán en el 2020 por la pandemia y seguramente también en el 2021 por la baja natalidad”. “La mujer española –sigue– tiene una media de 1,23 hijos y el primero a los 32 años. Son datos muy flojos. La recuperación será muy difícil”.
Aunque España se sitúa en los 47 millones de habitantes (un récord) es gracias a la inmigración, cuyo flujo ha frenado radicalmente la pandemia.
Los nacimientos han descendido un 40% en la última década. En el 2008, justo antes de la crisis, cuando cada mujer tenía una media de 1,44 hijos, hubo 519.779 nacimientos, que bajaron a 369.302 diez años después.
España pierde cada año más mujeres en edad reproductiva. Las que tienen entre 24 y 40 años, por ejemplo, responsables de más del 85% de los nacimientos, son hoy menos de cinco millones, un descenso del 2,5% con respecto al 2017.
Un saldo vegetativo negativo
España tiene un saldo vegetativo negativo (nacimientos respecto a defunciones de la población residente, descontando a los no residentes) de 31.245 personas, algo que ocurre por segunda vez en la última década pero de forma mucho más pronunciada. La primera vez fue en 2015, aunque la diferencia fue mucho menor, de 1.976 muertes más.
En total, contando con la población residente y no residente, el número de nacimientos disminuyó en 2017 un 4,5% respecto al año 2016, mientras que el de defunciones aumentó un 3,2%, según datos provisionales del INE.
Así, durante 2017 nacieron en España 391.930 niños (18.653 nacimientos menos que el año anterior). Desde 2008, cuando nacieron 519.779 niños (lo que supuso el máximo en 30 años), el número de nacimientos se ha reducido un 24,6%.
Las madres, cada vez mayores
El número de mujeres entre 15 y 49 años (en edad de ser madres) se redujo hasta 10,57 millones en 2017. Se mantiene así la tendencia a la baja iniciada en 2009 y que se debe a que ese rango de edades está formado por generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90.
El indicador coyuntural de fecundidad (o número medio de hijos por mujer) se situó en 1,31 en 2017, con un descenso de tres centésimas respecto al valor registrado en 2016.
De los 391.930 nacimientos que tuvieron lugar en España, 75.564 fueron de madre extranjera, lo que supuso el 19,3% del total (18,5% en 2016).El número medio de hijos por mujer se redujo tres centésimas entre las madres españolas, hasta 1,25, y dos centésimas entre las madres extranjeras, hasta 1,70.
A la cola de Europa en natalidad
Recientemente, el pasado 17 de junio, la Comisión Europea (CE) publicó un balance demográfico de los 27 países de la Unión. El documento pone énfasis en el envejecimiento y el declive demográfico en el que se encuentran abocados, prácticamente sin excepciones.
En la UE, España se sitúa tan sólo por detrás de Malta en términos de baja fertilidad. Con 1,26 hijos por mujer contra 1,55 de media en Europa, nos encontramos particularmente lejos de los 2,1 necesarios según los demógrafos por una demografía sana.
A nivel europeo, 2019 fue el segundo año consecutivo en que la zona UE registró más muertes que nacimientos. Si bien la población total aumentó ligeramente, el incremento se debió exclusivamente al fenómeno inmigratorio.
La caída demográfica europea se inscribe en una tendencia que se inició ya en los años 70 del siglo pasado en Europa occidental, pero que las oleadas migratorias hacia países como Francia, Reino Unido y Alemania han camuflado. En Europa del este, que no atrae inmigrantes, el fenómeno apareció sin atenuantes a finales de los años 80.
El informe de la Comisión afirma que si la tendencia actual se mantiene, el número de europeos disminuirá a partir de 2030 y se situará el 2070 en 424 millones de personas. El equivalente a la pérdida del 5% de la población total actual.
Ayudas a la maternidad
Para revertir esa situación España debería implementar políticas natalistas, hasta la fecha prácticamente inexistentes.
Puyol afirma también a La Vanguardia que “No es posible descender la mortalidad” porque cada vez somos más y vivimos más tiempo, sin embargo, «es necesario ayudar a las familias para que tengan descendencia de manera razonable».
“Estas políticas natalistas –dice haciendo referencia al cheque-bebé que implementó Zapatero– tienen efecto a corto plazo, pero en realidad pocas familias tienen un hijo a cambio de dinero, aunque sea una ayuda. Lo que es necesario para aumentar la natalidad de forma continuada son políticas integradas de ayuda a la familia que impliquen ventajas en el acceso a la vivienda, desgravaciones fiscales, conciliación familiar en el trabajo, guarderías gratuitas, permisos remunerados, etcétera”.
En España hay 10,4 millones de mujeres y 10,1 millones de hombres que desearían tener hijos pero no han podido por las razones que sean, aunque las principales, son socioeconómicas.
Puyol propone que España aumente el gasto social para amortiguar el descenso de la natalidad que va a causar la pandemia, pero no es optimista. “Arrastramos un déficit social histórico, especialmente con respecto a Europa y no veo que, con todas las urgencias económicas que genera el virus, el Gobierno vaya a tener recursos para la familia y la infancia”.