En un acto de completo desprecio por la fe religiosa, este spot se burla abiertamente de uno de los sacramentos más sagrados para los católicos: la Santa Eucaristía.
El reemplazo de una patata frita por una forma consagrada es simplemente indignante. Constituye una transgresión moral que desprecia la sacralidad de los símbolos religiosos.
Un anuncio ofensivo
En el anuncio original, ambientado dentro de una iglesia y un convento de monjas, se muestra a un sacerdote ofreciendo la Comunión a una fila de religiosas. Sin embargo, en lugar de las hostias consagradas, se les entrega patatas Amica Chips.
La escena es rematada con la imagen de una monja, visiblemente complacida por haber recibido una patata en lugar del Cuerpo de Cristo y de otra sentada en un banco que se regodea con un paquete de patatas.
A día de hoy la empresa ha recortado el anuncio original.
Profanación de un sacramento
La profanación de un sacramento tan venerado como la Eucaristía es una profunda ofensa para los católicos.
Es una afrenta no solo a la fe, sino a los dogmas de la iglesia católica y a los valores y creencias que sustentan a millones de personas en todo el mundo.
Es incomprensible cómo una empresa puede considerar aceptable utilizar la blasfemia como estrategia publicitaria, rebajando la fe religiosa a un mero objeto de burla y ridículo.
Una línea que no debería ser traspasada
Es importante destacar que esta no es la primera vez que Amica Chips recurre a la provocación para promocionar sus productos. Sin embargo, esta vez han cruzado una línea que no debería ser traspasada.
El hecho de que se haya utilizado la imagen de un sacramento tan sagrado para los católicos con el único propósito de vender patatas fritas es profundamente perturbador y denota una falta de respeto y sensibilidad de alta gravedad.
La reacción de la comunidad católica italiana no se ha hecho esperar. Se han presentado quejas formales y se ha exigido la retirada inmediata del anuncio. Es importante recordar que, según la Legge Mancino, cualquier acto que ofenda una confesión religiosa dentro de un lugar de culto o en un espacio público está sujeto a sanciones legales.
Es evidente que el anuncio de Amica Chips ha cruzado esta línea y debe enfrentar las consecuencias legales correspondientes.
La respuesta de la empresa y del equipo creativo detrás del anuncio ha sido insuficiente e inaceptable: han hecho varias versiones del mismo anuncio unas más edulcoradas que otras para despistar, pero de momento no ha sido retirado totalmente. Han hecho una versión más breve.
Intentar justificar la blasfemia como una forma de «ironía» o «provocación» es completamente inadmisible.