El pasaje de Lc 17,11-19 es llamado “la curación de los diez leprosos”, sin embargo yo prefiero llamarlo “el samaritano agradecido” ya que es la acción del samaritano la que más resalta en el pasaje.
En cuanto a la procedencia del texto, la mayoría de los exégetas están de acuerdo que el versículo 11 y el 19 es obra de Lucas, mientras que 12-18 proviene de su fuente “L”.
Lc 17,11: Jesús Camino a Jerusalén
El texto se inicia con Jesús “camino a Jerusalén pasa entre los confines de Samaría y Galilea” (Lc 17,11). Desde el comienzo del viaje (Lc 9,52) hasta ahora, Jesús anduvo por Samaría, ahora la abandona. Los capítulos del 9-17 nos indican todas las enseñanzas que Jesús realizó en territorio no judío.
Lc 17,12-13: Los Leprosos y su Súplica
Jesús entra en un pueblo y diez leprosos salen a su encuentro y le dicen “Jesus, Maestro, ten compasión de nosotros”. Según Augustinovich (Historia de Jesús, 1981), desde el siglo 14, el pueblo que menciona el texto es Djenin, la bíblica Engannim (Jos 19,21), y desde el siglo 15 los peregrinos señalan allí las ruinas de una iglesia que habría sido construida en el lugar del milagro.
La lepra era una enfermedad de la piel que es caracterizada por una erupción de áreas rugosas y escamosas. Los casos comprobables más antiguos de lepra se encontraron en momias egipcias que datan del siglo II a. C. En el AT la lepra describe genéricamente todas las enfermedades cutáneas, muy abundantes por las condiciones del clima, la falta de higiene y una dieta insalubre. Todas ellas caían bajo la característica religiosa de impuras, cuyos portadores debían ser alejados de la sociedad. El leproso era una persona marginada, no podía aproximarse a los demás “El afectado por la lepra llevará la ropa rasgada y desgreñada la cabeza, se tapará hasta el bigote e ira gritando “Impuro, impuro”. Todo el tiempo que le dure la llaga, quedará impuro y vivirá aislado, deberá establecerse fuera del campamento” (Lv 13, 45-46).
Los leprosos llaman a Jesús “Maestro” en gr. “epistata” que aparece exclusivamente en labios de los discípulos excepto este caso. En Lc 5,5 (vocación primeros cuatro discípulos), Lc 8,24 (la tempestad calmada), Lc 8,45 (en boca de Pedro, cuando la gente oprimía y apretaba), Lc 9,33 (en la Transfiguración), Lc 9,49 (en boca de Juan, cuando un hombre expulsaba demonios).
Lc 17,14: La respuesta de Jesús a la Súplica
La respuesta de Jesús a la súplica de los leprosos fue “Id y preséntense a los sacerdotes”. El sacerdote era el que tenía que verificar la curación y dar el certificado de pureza (Lv 14,1-32). Jesús quiere que se presenten a los “sacerdotes “, utiliza el plural, recordemos que existía el templo de Jerusalén para los judíos y el de Garizín para los samaritanos.
La acción de Jesús de enviarlos sin haberlos sanados todavía requería una gran fe por parte de los leprosos. Todos mientras iban de camino quedaron sanados.
Lc 17,15-16: La Reacción de Alabanza del Samaritano
De los diez leprosos, sólo uno vuelve alabando a Dios y dando gracias por su sanación, es el samaritano. Los nueve judíos al verse sanos ninguno pensó en agradecerle el beneficio obtenido, creían que ya habían cumplido con la Ley.
Lo que sobresale en este acontecimiento no está en la magnitud del milagro, sino en el agradecimiento que toda persona debe tener a Dios. El agradecimiento es obra del corazón humano, tiene prioridad sobre el culto externo a Dios.
Lc 17, 17-19: La Fe que Salva
Jesús parece extrañarse de que de los diez leprosos solamente uno volvió para dar gracias a Dios y era un “extranjero” gr. “allogenes” que aparece únicamente aquí en NT y en el libro de Hechos (10,28) que emplea un adjetivo más clásico “allophylos”.
El samaritano le dio una buena lección de agradecimiento al Dios de los judíos. Su fe lo había sanado y salvado, mientras la fe de los judíos solamente los había sanado. Faltaba el paso del agradecimiento y adoración perpetua a Dios.