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La Biblia en su contexto: «Desde ahora serás pescador de hombres» (Lc 5,1-11)

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El Evangelio en Lucas se inicia con Jesús en la orilla del lago de Genesaret (5,1-11) y en donde la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la Palabra de Dios. En Mateo (4,18-22) el texto empieza con “Jesús caminando” y en donde llama a los dos hermanos “Simón y Andrés. En Marcos (1,16-20) el relato se inicia también con Jesús en Galilea y en donde hace el llamado a “Simón y Andrés” para hacerlos pescadores de hombres. En Mt y Mt Jesús hace pescadores de hombres a “Simón y Andrés”, mientras que en Lucas Jesús se refiere exclusivamente a Pedro. Solamente en Lc 5,1 se narra predicación de la Palabra de Dios por parte de Jesús.

El influjo de Marcos (1,16-20) es indiscutible, a pesar de que, en muchos aspectos, la narración de Lucas se independiza de su fuente. En Marcos, la primera actividad de Jesús, después de su bautismo y tentación en el desierto, es llamar a sus primeros discípulos. La narración de Lucas tiene una mayor coherencia. Jesús ya ha ejercido su ministerio de enseñanza, ya ha obrado curaciones, y el propio Simón -él por lo menos- ha sido testigo ocular de una de esas acciones portentosas (Lc 4,38-39). El marco narrativo de Lc 5,1-3 está inspirado en Mc 4,1-2, que, en el Evangelio según Marcos, constituye la introducción al discurso de las parábolas: Jesús tiene que subir a una barca para poder enseñar al pueblo que le escucha desde la orilla.

Muchos comentaristas también han querido ver en el relato de Lucas un paralelismo con el Evangelio de Juan (21,1-23), quien funde dos episodios distintos, una pesca milagrosa (Lc 5,4-10) y una comida post-pascual (Lc 24,41-43).

“Cuando Jesús acabó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro y echad vuestras redes pata pescar. Simón le respondió: Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echare las redes” (Lc 5,4-6). La idea central del v. 4 es la pesca a la que Jesús invita a Simón. Lucas no dice que estuviera también presente Andrés, su hermano, pero el número plural de los interpelados por Jesús y el texto del v. 6ss, así como el hecho mismo de la pesca con una red barredera, presuponen que Pedro no está solo. A pesar de no haber pescado nada en toda la noche, Simón en un acto de obediencia como de fe en Jesús “echa las redes”.

“Y haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban con romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: Aléjate de mí, señor, que soy un hombre pecador: Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado” (Lc 5,7-9). La impresión del milagro que acaba de vivir Simón Pedro lo deja conmovido, hasta tal punto que se siente indigno de la cercanía de Jesús. Confesarse a sí mismo como pecador no quiere decir que sea consciente de una culpa especial, sino sólo que se siente, como hombre miserable y pecador, incapaz de soportar la cercanía de lo santo. Que Pedro reconociera ya en aquel momento a Jesús como el Mesías, no puede deducirse del texto. Suponer que hubiera reconocido ya a Jesús como el Hijo de Dios supondría anticipar con mucho el curso de la evolución religiosa de los discípulos y haría inexplicable el proceder de Pedro (detalle suprimido por Lucas) cuando la primera predicación de la Pasión de Jesús (Mc 8,31-33), así como la dura conmoción del viernes santo.

“Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas. Desde ahora serás pescador de hombres. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron” (Lc 5,10-11). Hasta aquí no da Lucas los nombres de los dos compañeros que Pedro hizo venir en su ayuda: Santiago y Juan; Andrés, hermano de Pedro, en cambio, no es nombrado aquí. Simón, que un primer momento no salía del asombro, es tranquilizado, para que así sea capaz de acoger el mensaje divino. El llamamiento de Jesús, no queda expresado en el relato de manera formal, pero va contenido en la frase sobre la futura profesión de Pedro como pescador de hombres.

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