La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tiene razón cuando afirma que “la masculinidad no es incompatible con la sensibilidad”. Pero se equivoca en cómo lograrlo y hasta en la forma de entender la sensibilidad masculina.
La alcaldesa ha anunciado la puesta en marcha de una iniciativa que evidencia, una vez más, la deformación de sus criterios en materia de sexualidad, familia, relaciones hombre-mujer y hasta del concepto de persona. Todo deriva de este invento nefasto de la ideología de género que marca las actuaciones de la edil en estos campos.
Colau anunció que, a partir de octubre, Barcelona dispondrá de un “Centro de Nuevas Masculinidades”. Se trata, en sus palabras, de reeducar a los hombres, de cambiar el guión de que los hombres “deben ser duros e incluso agresivos”, y de promover modelos de masculinidad “abiertos, plurales y heterogéneos, alejados de formas relacionales desiguales e injustas”. Ofrecerán formación y cursos a los padres porque quieren incidir en la juventud.
Los modelos “abiertos, plurales y heterogéneos” de los que habla la alcaldesa son ya bien conocidos. Para poner los pelos de punta a quienes entendemos que la biología es algo importante. Se puede aplicar aquello de que “por lo que se ve y por lo que se adivina, menudo tormento para la imaginación”. Una vez marginada la biología, desechado que las personas son varones o mujeres, y decidido que existe una multiplicidad de géneros en función de la elección de cada persona, ya vale todo.
La iniciativa de la alcaldesa es un paso más en la dictadura de lo políticamente correcto y en la línea de que son los inquisidores del lobby LGTBI+ quienes deciden cuál es el modelo de persona y cómo debemos pensar.
Parte fundamental de la propuesta de Colau va dirigida a evitar las agresiones a los LGTBI+, afirmando que “los discursos del odio se están introduciendo en las instituciones, donde algunos pretenden normalizar y banalizar el fascismo y la discriminación”. Tales agresiones deben ser sin duda condenadas porque toda persona merece respeto, pero no pueden dejarse de denunciar las imposiciones del lobby gay en todos los campos y a todas horas, incluidas las provocaciones sistemáticas que algunos homosexuales realizan en la esfera pública como forma de “normalizar” su existencia y reconocimiento.
Algo que Colau no ha entendido es que los hombres deben ser masculinos, como las mujeres femeninas, y que la masculinidad implica ciertamente firmeza, pero no insensibilidad, ni es sinónimo de brutalidad. No hacen falta inventos de “nuevas” masculinidades. La misma violencia ejercida por algunos contra las mujeres deriva de no haber asumido una verdadera masculinidad.
En contra de cuanto se ve y se oye en los medios de comunicación y en gran parte de las redes sociales, la gran mayoría de hombres ni maltratan a las mujeres ni golpean a los gay. Cosa distinta es que se fuerce por mil medios a aceptar la homosexualidad como lo normal y hasta como lo deseable y mejor.
La masculinidad implica ciertamente firmeza, pero no insensibilidad, ni es sinónimo de brutalidad Share on X