En el contexto del centenario del nacimiento de Karol Wojtyla, el consulado general de Polonia en Barcelona y la Universitat Abat Oliba CEU han celebrado un acto de homenaje a san Juan Pablo II.
A la hora de valorar la figura de este Pontífice, los participantes han coincidido en destacar la forma en que su magisterio fue capaz de movilizar conciencias e impactar en el plano político y social. En este sentido, los ponentes han aludido en su papel decisivo para la caída del muro de Berlín.
“Cambió el curso de la historia de Europa y de Polonia”, ha afirmado la cónsul general de Polonia en Barcelona, Karolina Cemka. Esta diplomática considera a Juan Pablo II un “artífice” de la caída del muro de Berlín. Fue un “ferviente detractor de los sistemas comunistas”. Sin embargo, esto no significó un “reconocimiento del capitalismo salvaje. Lo primero para él era el ser humano”.
La derrota moral del totalitarismo
El profesor de la Universidad de Varsovia, Pawel Skibinski, se ha centrado en la originalidad de la acción de Juan Pablo II frente al totalitarismo. En este sentido, ha explicado que el Papa polaco abordó la cuestión desde una perspectiva moral. Fue capaz de “desmontar la dominación moral del comunismo y provocar la crisis moral del sistema soviético y de su imperio”.
En un contexto cultural y dominado en gran medida por la izquierda, y sin referirse frontalmente al comunismo, su labor fue “presentar la visión cristiana del hombre”. Así, “demostraba, no directa, pero sí muy elocuentemente, que el comunismo privaba al hombre de su natural dignidad”. Por esta vía, despertó la “la esperanza del creyente del bloque soviético” y “la identidad polaca como nación católica con tradición histórica”.
Su capacidad de conectar con la gente no pasó inadvertida a las autoridades comunistas. Y por ello se orquestó el atentado contra el Santo Padre de 1981. “Hay una alta probabilidad de que fuera preparado por una decisión de Moscú”, con la intervención del servicio de espionaje polaco y la KGB, ha observado.
Historia y constitucionalismo
El director de la Cátedra de Historia ‘Memoria e Identidad’ del Instituto de Estudios Históricos CEU, José Luis Orella, ha destacado el acierto que tuvo Juan Pablo II de aprovechar las efemérides históricas de los pueblos para “poner la semilla de la reevangelización”. Desde el punto de vista jurídico, la originalidad de su magisterio radica en su “voluntad de diálogo con la teoría constitucional contemporánea”, ha explicado el profesor de Derecho Constitucional de la UAO CEU, Pablo Nuevo. “Incluso cuando está hablando de otros temas, su magisterio es muy fecundo desde el punto de vista jurídico y político”, ha añadido.
Juan Pablo II y su fortalez mística
El catedrático de Literatura y director del Departamento de Literatura y Humanidades de la UAO CEU, Marcin Kazmierczak, especialista en la didáctica de las virtudes a través de la ficción literaria, ha subrayado que Karol Wotjtyla fue una persona que durante toda su vida hubo de enfrentarse al “dolor, la adversidad y el sufrimiento”. Por eso, se le puede asociar a la virtud de la “fortaleza”. Una fuerza que extraía del “encuentro en la oración”. En consonancia con los místicos españoles que tanto admiraba y conocía, “tenía una relación íntima y profunda con Cristo”.
Ha cerrado la jornada el decano de la Facultad de Comunicación, Educación y Humanidades, Enrique Martínez. La gran enseñanza de San Juan Pablo es que “el misterio del hombre sólo se entiende a la luz del verbo encarnado”. Por su dedicación total a la persona y su capacidad para conectar con la gente, este filósofo considera que Juan Pablo II debería ser llamado ‘Doctor Gentium’.
El acto ha contado también con las intervenciones del rector de la UAO CEU, Rafael Rodríguez-Ponga, y del promotor de justicia del Tribunal Eclesiástico de Barcelona, Fernando Perales, que han participado en la inauguración. Ha moderado la delegada en Barcelona del Instituto de Humanidades CEU Ángel Ayala, Carmen Cortés.
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Sin duda, Juan Pablo II fue el Papa más influyente del siglo XX. Tuve oportunidad, como periodista, de acompañar su viaje a México en la Conferencia espiscopal en Puebla, en 1979, y luego en la gira que hizo por Uruguay, Perú, Bolivia y mi país, Paraguay en 1988.
Paraguay soportaba la más larga y cruel dictadura de su historia, desde que, en 1954, un golpe de Estado llevara al poder al general Alfredo Stroessner. La visita de Juan Pablo II fue un golpe letal para el régimen, que en febrero del año siguiente sucumbió frente a otro golpe militar, impulsado por su consuegro, el general Andrés Rodríguez, que llevó al país a optar por la senda democrática.
Aunque aun hoy se trata de una democracia débil y salpicada de corrupción, mantiene un estado de derecho que permite el ejercicio de las libertades públicas.