Mañana sábado 7 de noviembre la Iglesia proclamará un nuevo beato en la Basílica de la Sagrada Familia, un nuevo modelo para todos los católicos, Joan Roig i Diggle. Un beato de 19 años que nació en Barcelona y que justo antes de ser fusilado, en los inicios de la Guerra Civil, perdonó a sus asesinos y pidió la misericordia de Dios para ellos. Joan con este gesto resumía lo que significa ser cristiano y llevaba hasta las últimas consecuencias la vivencia de su fe. Daba su sí definitivo al Padre. Fue asesinado el 12 de septiembre del 1936, su cuerpo recibió 5 balas, como las 5 llagas de Cristo, y murió imitándolo como mártir.
Sobre la vida de Joan no esperéis encontrar grandes heroicidades, ni milagros. No hallaréis un superhéroe de película de Hollywood, Joan no nos da esta satisfacción porque él nos interpela a la vida de cada uno de nosotros y nos muestra que todos podemos ser Santos, no es una quimera ni un cuento. El secreto es uno, la fe, dejar la tibieza y la comodidad a un lado y empezar a andar únicamente sujetos a la voluntad del Padre.
Joan es el ejemplo que en la cotidianidad uno puede ser virtuoso y amar, sin necesidad de esperar nada extraordinario. El fundamento de su vida era la oración y el amor a la Eucaristía y de hecho en uno de sus artículos más conocidos dice “Solo con una piedad bien sólida, con una inquebrantable unión con Dios ganaremos el mundo[1]”. De esta piedad, brotaba en Joan la segunda pata esencial para el cristiano, la del apostolado, salir a encontrar el hermano y Joan tenía un gran anhelo de hacerlo “Y será cuando estemos llenos de esta gracia que nos eleva y une a Dios que nos podremos lanzar a conquistar a las otras almas1”.
Pero Joan no limitaba este apostolado al más cercano, sino que quería llevar el mensaje de Cristo a todos “no sólo a los jóvenes que ya siguen nuestro movimiento[2], sino a toda la juventud de nuestro país, porque haciendo nuestras las palabras de San Pablo podremos decir: “no somos nosotros sino que es el Cristo que vive en nosotros:¡Todo lo pondremos en Cristo!” y añadía “Tenemos que tomar el convencimiento… (la ilusión) que los jóvenes cristianos salvaremos a la Patria”.
Muchos dirán que Joan no era realista. ¡Qué visión más errónea! ¿Es que Dios tiene límites?
En estos fragmentos del artículo ya se vislumbra que Joan tenía una visión profundamente social. A pesar de su corta edad conocía el mundo que lo rodeaba, los debates que en él se producían, por ejemplo, escribía que “la Iglesia no ha de hacer ninguna revolución, ni ha de promover ninguna causa puramente terrenal, porque su misión, repetimos, es espiritual y tan generosamente humana, que no puede excluir un solo hombre[3]”. Esta conciencia sobre la sociedad donde vivía estaba motivada por su sí a la llamada de ser apóstol de Cristo. Quería ir a buscar a la oveja perdida. Tenía también una especial sensibilidad con la justicia social siendo además él mismo obrero.
Encontró en la “Federació de Joves Cristians de Catalunya” el instrumento para su apostolado. Un movimiento que ya ha dado santos como el Beato Pere Tarrés o el Beato Francesc Castelló y tantos otros mártires. De hecho, los objetivos del movimiento ya mostraban claramente su carácter y anhelo de Dios “formar hombres en el conjunto total de sus posibilidades, de sus aspiraciones, de sus necesidades y de sus ilusiones, sobre la base de un sentido cristiano de la vida individual y colectiva. Para una Cataluña renovable, sana, sensible y fuerte[4]”
En definitiva, Joan Roig i Diggle es modelo para todos, con la ayuda de Cristo, a través de los Sacramentos, la oración y el apostolado, todos podemos ser Santos diciendo cada día sí al Señor y sabiendo que mañana podría ser el sí definitivo.
Para terminar, os recomiendo muy vivamente que leáis su vida, lo conozcáis y le recéis, porque Joan es muestra que verdaderamente “solo Dios basta”.
[1] “Vida…”, a Mar Blava, 27-IV-1936 [2] Federació de Joves Cristians de Catalunya [3] “L’escreix” [4] Estatutos Federació de Joves Cristians de Catalunya Joan Roig i Diggle. Un beato de 19 años que justo antes de ser fusilado, en los inicios de la Guerra Civil, perdonó a sus asesinos y pidió la misericordia de Dios para ellos Share on X