La Jornada Mundial de la Juventud se presenta como una poderosa herramienta de evangelización para los jóvenes de Barcelona que se han embarcado en una peregrinación de cuarenta días hasta Lisboa. Con un objetivo claro de transmitir «la alegría del amor de Dios» a lo largo de los 1.276 kilómetros que separan ambas ciudades, este grupo de peregrinos se prepara para un encuentro transformador con el Papa Francisco. Hacia la JMJ de Lisboa.
Desde las parroquias de Sant Mateu y Sant Rafael, los jóvenes manifestaron su compromiso de sumergirse en la oración, la formación, la renuncia y la vida comunitaria. Estos aspectos fortalecerán su fe y los prepararán para un encuentro inspirador con el Sumo Pontífice. Su determinación por testimoniar su fe allá donde pasen muestra la profunda motivación que los impulsa en esta peregrinación.
La travesía comenzó el lunes, 24 de julio, con una etapa inicial de 27 kilómetros entre Nou Barris y Castelldefels. Llenos de ilusión y alegría, los peregrinos avanzaron con paso firme y sus sonrisas se convirtieron en una bendición para aquellos que los presenciaban. Incluso la responsable de Cáritas, impresionada por el contraste entre la tristeza que a menudo encuentra en su trabajo y la felicidad que irradiaban los jóvenes, expresó su gratitud por el impacto positivo que habían generado.
Guiados por una cruz que lidera la comitiva, los peregrinos llevan consigo su testimonio de fe, convirtiendo su travesía en una catequesis itinerante. El sacerdote que los acompaña, Ferrán Lorda, resalta la importancia de llevar al Señor en sus corazones para poder testimoniarlo fielmente. Este enfoque integral de su peregrinación demuestra su compromiso con la evangelización y la difusión del amor de Dios.
Sin embargo, esta peregrinación trasciende los límites espirituales, ya que también tiene un objetivo solidario. Los jóvenes se han propuesto restaurar la antigua capilla del Instituto Mental y construir un nuevo centro parroquial. En este sentido, el cardenal Juan José Omella bendijo la primera piedra de las obras, que se financiarán a través de donaciones de patrocinadores. Cada kilómetro recorrido por los peregrinos simbolizará un paso hacia la restauración de este valioso patrimonio histórico y cultural.
La generosidad de las personas se ha sentido, incluso antes de que los peregrinos salieran de su hogar. Durante la misa de envío, transmitida por televisión y oficiada por el cardenal Omella, una mujer de Cádiz entregó 120 euros como una muestra de apoyo y solidaridad hacia la causa.
Esta peregrinación representa una oportunidad única para los jóvenes del barrio y para las parroquias de Sant Mateu y Sant Rafael de la Guineueta. Además de fortalecer su fe, desean recuperar el patrimonio histórico, cultural y de fe del barrio, convirtiendo su templo en un lugar de encuentro para todas las entidades de la zona.
La JMJ de Lisboa se convierte, así, en un momento trascendental para la evangelización de los jóvenes. Estos peregrinos de Barcelona, llenos de fe, alegría y generosidad, llevan consigo un mensaje de amor y esperanza a lo largo de su ardua travesía hacia Lisboa. Su testimonio impactará a quienes se crucen en su camino y su dedicación al servicio de la comunidad dejará una huella duradera en la sociedad.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Estos jóvenes d St Rafael y St Mateo, saleron d Barcelona, el 26 d junio, no el 24 d julio, en todos los pueblos han sido muy bien acogidos. Ellos rezan mucho pero por donde pasan, dejan huella🙏m
Siendo poner el dedo en la llaga, pero unas JMJ, donde se promociona la infame Agenda 2030, donde el obispo encargado ha declarado, que no pretende llevar los jóvenes a Cristo, y donde se reparte la Comunión en bols de plástico, como si fueran patatas fritas, mejor no asistir.