Uno es el vicepresidente de Estados Unidos y exsenador por Ohio. El otro es vicepresidente del Partido Popular Europeo y vicesecretario general institucional del Partido Popular en España. JD Vance y Esteban González Pons representan dos formas antagónicas de entender la política, y los recientes acontecimientos los han situado en extremos opuestos, evidenciando sus diferencias ideológicas.
La Marcha por la Vida y el discurso de JD Vance
El viernes 24 de enero de 2025, Washington D.C. fue el escenario de la Marcha por la Vida, un evento que congregó a alrededor de 150.000 manifestantes. La concentración comenzó en el National Mall y culminó entre el Capitolio y la Corte Suprema. El eje central de la protesta fue la lucha a nivel estatal en relación al derecho al aborto, tras la revocación de Roe vs. Wade en junio de 2022 por el Tribunal Supremo de Estados Unidos. La noche anterior, más de 5.000 personas participaron en una vigilia en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, donde el arzobispo Joseph Naumann, de Kansas City, celebró una misa.
En este contexto, el vicepresidente JD Vance tomó la palabra en el National Mall. Su intervención, recibida con sonoras ovaciones, fue una clara y contundente defensa de la vida, del niño por nacer y de la familia. Vance agradeció a los presentes por su compromiso y afirmó que la Marcha por la Vida es el mayor evento provida del mundo, un movimiento que lleva medio siglo uniendo a diversos grupos en torno a esta causa.
“¿Por qué marchamos?”, se preguntó Vance. “Para salvar la vida del niño no nacido, para proclamar y vivir la sagrada verdad de que cada niño es un milagro y un regalo de Dios”. El vicepresidente, padre junto a su esposa de tres hijos, destacó la bendición que representan los hijos y llamó a defender a los más indefensos. “Fallamos como generación al permitir la cultura del aborto y al descuidar a los padres jóvenes, impidiéndoles alcanzar una vida feliz y plena de significado”, afirmó.
Vance criticó el “individualismo radical” que ha llevado a considerar a la familia como un obstáculo en lugar de una bendición. “Nuestra sociedad no ha reconocido la obligación que una generación tiene hacia la siguiente”, señaló. “Lo diré con sencillez: quiero más niños en América y más hombres y mujeres jóvenes dispuestos a darles la bienvenida al mundo y criarlos”.
El discurso de Vance no fue solo una defensa apasionada de los valores provida y profamilia, sino también un mensaje político contundente en un momento en el que el liberalismo cosmopolita y la progresía de género han convertido el aborto en un ídolo ideológico. Es el nuevo Moloch y quien se opone a ello es estigmatizado con todas las descalificaciones posibles, lo cual es mucho más difícil cuando los que se cargan a Moloch son los que ocupan posiciones de poder, como en el caso de Estados Unidos.
La postura de Esteban González Pons
En contraste con la intervención de Vance, Esteban González Pons, alto cargo del Partido Popular, expresó una visión muy diferente en un artículo publicado en Las Provincias. En su texto, González Pons reclamó a la Iglesia Católica la incorporación de obispas y señaló el perfil que estas deberían tener. Según él, deberían seguir el ejemplo de la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, quien, desde el púlpito, ha abogado por los homosexuales y los inmigrantes frente al presidente Trump.
El título del artículo, Una obispa así quiero yo, reforzaba su mensaje. Además, González Pons describió a Trump como un “emperador cuyo poder se fundamenta en el caos circundante” y contrastó el sermón de la obispa Budde, que confrontó abiertamente a Trump, con la actitud de la Unión Europea, cuyos líderes se apresuraron a recibir positivamente al entonces presidente estadounidense (al igual que hicieron el Partido Popular Europeo y el PP, que él vicepreside en ambos casos). ¿Y qué quería que hicieran? ¿Que lo censuraran de entrada?
Reflexiones sobre ambas posturas
Ante estas dos visiones, cabe preguntarse qué tipo de políticos queremos. Por un lado, JD Vance defiende con firmeza los valores provida y profamilia, en un contexto cultural donde estas posturas son frecuentemente cuestionadas. Por otro, Esteban González Pons parece priorizar la agenda liberal y de género, al pedir que la Iglesia Católica adopte figuras como las obispas y alinearse con causas LGBTIQ.
Sin embargo, la postura de González Pons ha generado desconcierto incluso entre sus propios simpatizantes. En un momento en el que el Partido Popular debería centrarse en ofrecer una oposición eficaz frente a las políticas de Pedro Sánchez, algunos consideran que sus planteamientos distan de ser prioritarios.
Ser moderado no significa defender el aborto, el matrimonio homosexual u oponerse sistemáticamente a Trump, sino encontrar un equilibrio virtuoso en la defensa de la vida y del matrimonio tradicional, entendido como la unión entre un hombre y una mujer abierta a la descendencia, y entender las elementales verdades que Trump representa para millones de estadounidenses, entendiendo que no solo hay que atender a aquello que hace (y poco a lo que dice) y que pueda parecernos mal, sino también sus aciertos, que no son pocos, vistos los resultados electorales y la aceptación de sus primeros días de relampagueante gobierno.
En definitiva, mientras JD Vance representa una defensa firme de los valores propios de la cultura cristiana, la que es fundamento de Europa y de este país, ¿Esteban González Pons qué representa? ¿Quizás a una parte de la Comunión Anglicana? ¿Al Partido Popular? ¿En serio? Vaya por Dios, qué cosas.
González Pons ha generado desconcierto incluso entre sus propios simpatizantes. En un momento en el que el Partido Popular debería centrarse en ofrecer una oposición eficaz frente a las políticas de Pedro Sánchez Share on X