

«La multinacional sueca ofrece 5.000 euros para los que se casan en Ikea. ¿La única condición? Debes ser gay. Y el municipio se apresura a patrocinar una iniciativa que es una discriminación.
¿Cuántas cosas puede comprar una joven pareja con 5.000 euros? Realmente muchas: la cifra puede marcar la diferencia para un hombre y una mujer que decidan formar una familia. Precisamente por esta razón se entender el alto valor simbólico y político del ‘Diversity Celebration’, el concurso solo para parejas homosexuales lanzado por Ikea Bari y patrocinado por la ciudad de Bari.
En la práctica, la multinacional sueca ofrece cupones de 5.000 euros que incluyen: un banquete nupcial para 100 personas por valor de más de 3.000 euros, que tendrá lugar dentro de la sala del restaurante de la misma tienda de muebles; una luna de miel en los países escandinavos por un total de 1.200 euros y un bono de 800 euros para gastar en muebles.
Que estamos ante una iniciativa de tonos puramente políticos, que van más allá del aspecto comercial, se puede deducir de las palabras expresadas por la concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Bari, Francesca Bottalico, que presentó el ‘Diversity Celebration’ junto con el gerente de la tienda Ikea Bari Manfredi Giacomoni. En la Gazzetta del Mezzogiorno se recogen las siguientes explicaciones de Bottalico: «La iniciativa promovida por Ikea y el apoyo de la administración son parte de la ruta que desde hace años estamos haciendo en materia de igualdad de género».
En el concurso pueden participar parejas del mismo sexo que tienen prevista la unión civil antes del 25 de agosto. Ciertamente, a base de albóndigas suecas y salmón ahumado no será precisamente una fiesta fabulosa, pero no se entiende por qué, cuando se trata de igualdad e inclusión, se excluyen a miles de parejas heterosexuales.
La iniciativa parece aún más absurda teniendo en cuenta que se mueve en el horizonte de una Italia en pleno invierno demográfico. Ayer mismo Istat certificó la peor cifra histórica en Italia, con solo 464,000 recién nacidos en 2017. Números que sitúan a Italia como el segundo país más envejecido del mundo, con 168,7 ancianos cada 100 jóvenes. Además, vale la pena mencionar que dos años después de la aprobación de la ley, se celebran en toda Italia algo más de 6.000 “uniones civiles”, un número pequeño si tenemos en cuenta el boom inicial de contratos que se tendrían que haber producido dado que, según la Vulgata, eran tantos los que habían estado esperando durante años para regular su relación de convivencia.
Para el diputado de Fratelli d’Italia, Marcello Gemmato, «nos enfrentamos a la discriminación al revés», ya que terminamos favoreciendo a una pequeña minoría. Mientras tanto, el miércoles, frente al Ikea de Bari, hubo una sentada de protesta.»
Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana