

Mientras en el metro y los autobuses de Londres y de Nueva York se prohíbe hablar de «damas y caballeros» y se ordena utilizar fórmulas «de género neutro» («personal», «ustedes», «todo el mundo») en Francia el Primer Ministro francés, Edouard Philippe, ha ordenado este 21 de noviembre que quede prohibido en los textos oficiales el llamado «lenguaje inclusivo», es decir, el que desdobla los géneros contra el masculino genérico («los y las señores y señoras diputados y diputadas acudirán solícitos y solícitas…»).
Ya en octubre se pronunció contra esta jerga insostenible la Academia Francesa de la Lengua (fundada en 1935 por el cardenal Richelieu, el de Los Tres Mosqueteros). Sus 40 miembros, los llamados inmortales, alertaron de que «ante esta aberración ‘inclusiva’, la lengua francesa se encuentra ahora en peligro mortal y nuestra nación es, desde hoy, responsable ante las generaciones futuras».
En el Boletín Oficial, adelantado por la prensa francesa, el jefe del Ejecutivo apunta: «Más allá del respeto del formalismo propio de las actas de naturaleza jurídica, las administraciones dependientes del Estado deben adecuarse a las reglas gramaticales y sintácticas, principalmente por razones de inteligibilidad y de claridad».
Como única excepción, la publicación de convocatorias públicas de empleo, donde sí se incluirá el masculino y el femenino, para evitar caer en una «preferencia de género».
Manía anti-lingüística de las feministas radicales
El lenguaje desdoblado lo proponen (e intentan practicar, con resultados variados y variadas) ciertas feministas radicales, que aseguran que el lenguaje «masculino» no es neutro e implica una «invisibilización» de las mujeres.
Los lingüistas de todas las lenguas romances responden, por lo general, que no es el lenguaje el que discrimina, sino las personas, y que los idiomas tienen su propia lógica… incluyendo la necesidad de comunicar con claridad y brevedad.
En marzo ya se publicó un manual escolar usando la jerga «inclusiva» y «no sexista», que fue lo que obligó a pronunciarse a la Academia francesa.
Noticia publicada en Religión en Libertad