Japón, una nación de contrastes, se enfrenta una crisis demográfica sin precedentes.
Mientras que el país es reconocido por su potente industria pornográfica y la omnipresencia de contenido sexualmente sugestivo en espacios públicos, las tasas de natalidad continúan en declive.
Paradójicamente, el interés de los japoneses por el sexo en la vida real ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, contribuyendo al alarmante envejecimiento de la población.
El desinterés en las relaciones
Según una investigación del Instituto Nacional de Investigación sobre la Población y la Seguridad Social de Japón, el 27,6% de los hombres solteros y el 22,6% de las mujeres solteras no tienen ningún interés en establecer relaciones sentimentales.
Esta tendencia se hace más evidente en los tramos de edad más jóvenes, donde la Universidad de Tokio informó que, en 2015, uno de cada cuatro hombres y una de cada tres mujeres de treinta años seguían siendo solteros, y la mitad de ellos aseguraba no estar interesados en relaciones heterosexuales.
El fenómeno, conocido como «sekkusu-banare» (alejamiento del sexo y la intimidad), ha generado el término «herbivorización» para describir a aquellos adultos que muestran indiferencia hacia la búsqueda de pareja. La preferencia por el entretenimiento virtual, la tecnología y la pornografía han sustituido, para muchos, el deseo de mantener relaciones reales.
El impacto de esta tendencia no es menor. La población japonesa ha disminuido durante 13 años consecutivos y se estima que podría reducirse en 40 millones de personas para 2065.
La caída de la natalidad, combinada con una alta longevidad, está desestabilizando la economía del país, afectando el mercado laboral, el sistema de pensiones y el consumo.
Según el diario Independent, esta crisis ha sido calificada como una «bomba demográfica de relojería», ya que las muertes superan las tasas de natalidad y la estructura social japonesa se tambalea ante la falta de renovación generacional.
El papel de la pornografía en la crisis
El acceso sin restricciones a la pornografía parece estar jugando un papel clave en este fenómeno. En un artículo publicado en Mainichi se expone como en el 2019, Japón representó la segunda mayor cantidad de tráfico al sitio web para adultos más visto del mundo, solo detrás de Estados Unidos.
Además, en medio de esta situación, Daisuke Ito, profesor asociado de psicología clínica especializado en terapia cognitivo-conductual en la Universidad de Formación Docente de Hyogo, y Yushun Okabe, investigador especial de la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, están realizando estudios a gran escala.
Para uno de los estudio se realizó una encuesta a 1.011 hombres y mujeres adultos en Japón en 2022 y descubrieron que el 7,3%, o 74 personas, tenían hábitos de visualización problemáticos, haciendo comentarios como:
Intenté parar pero seguí mirando».
De las 74 personas, se encontró que la mitad tenía síntomas que sugerían trastornos mentales graves, como la disforia. Cuando se combinó con aquellos que mostraron depresión moderada, síntomas de ansiedad o trastornos del estado de ánimo o ansiedad, el 80% tenía algún tipo de trastorno. En algunos casos, ver pornografía reduce su tiempo para dormir, pasatiempos, estudiar o realizar las tareas domésticas.
Por otro lado, una encuesta realizada en 2021 a 150 estudiantes de ambos sexos que asistían a universidades en Japón, reveló que el 5,7% de los estudiantes no podían controlar la visualización de pornografía, lo que les causaba problemas en su vida cotidiana.
Las consecuencias sociales y el impacto en las mujeres
La ubicuidad de la pornografía en la cultura japonesa también ha generado preocupaciones sobre la percepción de las mujeres y el aumento de conductas depredadoras. Según un informe de la BBC, la proliferación de videos grabados en el transporte público, en los que las mujeres son acosadas sexualmente sin su conocimiento, ha aumentado. Estos videos, comercializados en sitios pornográficos, reflejan un problema estructural grave.
Además, activistas anti-porno han denunciado que la industria del porno en Japón fuerza a alrededor de 500 mujeres al año a participar en contenido degradante y explotador.
Si bien es imposible atribuirle toda la responsabilidad del invierno demográfico a la industria del porno, su influencia en la cultura japonesa es innegable.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Aunque es interesante tu aproximación al problema y es indudable que la pornografía es un cáncer en cualquier sociedad, la pornografía en Japón es resultado más que causa en la mayoría de las situaciones.
La sociedad japonesa, a la que muchas veces se le acusa injustamente de machista, es en cambio predominantemente matriarcal. En las relaciones familiares la mujer es la que decide mientras el hombre es el proveedor. Indico esto, porque a la hora de comenzar una relación sentimental, un gran porcentaje de chicas jóvenes buscan una pareja que sea capaz de aportar un sueldo muy alto al matrimonio (de 45000€ hacia arriba como mínimo) o tenga expectativas de ello debido a su progresión académica. Son ellas las que eligen y deciden.
Esto, a su vez, tiene dos resultados. Por un lado muchos chicos jóvenes se ven sin posible pareja debido al desinterés de estas chicas. Por otro lado, muchas jovenes tienden a emparejarse (como amantes) de hombres casados pero con buen estatus económico. Desgraciadamente, el adulterio no solo no está mal visto, si no que hasta cierto punto es incluso consentido. Esto deja a un gran grupo de hombres jóvenes a merced de la fuerte industria pornográfica, que los devora sin piedad.
Un dato, que creo encontrarás interesante, son los porcentajes de soltería en los que el de los hombres es superior al de las mujeres, aún sabiendo que muchas de ellas se declaran solteras pese a ser parte de una relación fuera del matrimonio con lo que hoy se denomina «sugar daddy».
Me ha gustado mucho tu artículo, te hago estas pequeñas aportaciones porque bajo mi entender la sociedad japonesa es, no solo complicada, si no que muy diferente a la nuestra aunque hayan aprendido a tener esa imagen tan occidentalizada.
Un cordial saludo.
Muchísimas gracias por tus aportaciones, muy interesantes.