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La industria de la moda y la influencia en la identidad de género infantil

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En los últimos años, la influencia de la industria de la moda en cuestiones de identidad de género ha despertado grandes inquietudes.

Este sector, además de ser un espacio de creatividad y ruptura de normas sociales, parece estar ocupando un rol central en la promoción de la ideología de género.

Uno de los casos más comentados es el de Alex Monette Consani, un modelo estadounidense que fue recientemente reconocido como «Modelo del Año» en los Fashion Awards de 2024. Su historia, marcada por decisiones tomadas en su infancia, pone de manifiesto los límites de la influencia cultural y parental. Alex, nacido como hombre pero afirma identificarse como mujer lo que le llevo a alcanzar notoriedad al convertirse en el modelo trans más joven del mundo a los 12 años.

La historia de Alex Consani

Alex Monette Consani comenzó a vestirse como mujer a los cuatro años y adoptó un nombre femenino a los ocho. A una edad en la que la mayoría de los niños están definiendo sus gustos e intereses básicos, Alex ya había sido identificado como «transgénero» por sus padres y el entorno que lo rodeaba.

Fue sometido a terapia hormonal en su niñez, lo que generó un camino sin retorno en su desarrollo biológico.

Más tarde, su madre contactó a Slay Model Management, una agencia especializada en modelos transgénero, lo que lo llevó a una carrera temprana en la pasarela. Con tan solo 12 años, Alex se convirtió en el modelo trans más joven del mundo lo cual levanta preocupaciones sobre la explotación infantil y la autonomía personal.

Hoy, a los 21 años, Alex es un influyente modelo que trabaja para marcas como Victoria’s Secret y Chanel, y su imagen se ha convertido en un emblema del movimiento transgénero dentro de la moda.

La moda como catalizador cultural y la normalización de la androginia

La industria de la moda ha ido conscientemente por delante en la promoción de que ciertos comportamientos o gustos deben asociarse con una identidad de género específica. La carrera de Alex Consani se enmarca en este contexto. Durante su discurso al recibir el premio Fashion Awards de 2024, destacó la necesidad de apoyo y representación en la industria para las personas trans y no binarias, argumentando que «el cambio no solo es posible, sino necesario».

No obstante, esta narrativa también esconde una realidad preocupante: la moda, en su afán por desafiar normas, parece haber adoptado un rol de moldear identidades a través de una estética andrógina y una narrativa transgénero que, en algunos casos, refuerza estereotipos de género en lugar de eliminarlos.

Implicaciones éticas 

El caso de Alex Consani pone de relieve cuestiones éticas complejas sobre la responsabilidad de los adultos que rodean a un menor.

Aunque Alex ha manifestado orgullo por ser un referente para la comunidad trans, es válido preguntarse si las decisiones tomadas en su infancia realmente fueron suyas.

Las terapias hormonales y la transición médica en menores conllevan los riesgos psicológicos y físicos de intervenir en cuerpos en desarrollo.

Además, cabe cuestionar si, en una etapa tan temprana de su vida, Alex tuvo la libertad de elegir un camino diferente. ¿Podría revertir esas decisiones ahora si así lo deseara?

La respuesta parece ser negativa, y esto revela el papel influyente de los padres y de la industria en modelar la vida de un niño de una manera irreversible.

La historia de Alex Consani es una muestra de un fenómeno más amplio: la influencia desmedida de la moda y otras industrias culturales en temas antropológicos.

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