Este domingo, 12 de marzo, tuvo lugar la multitudinaria marcha ‘Sí a la Vida 2023‘ en el que unas 50 mil personas clamaron en favor de la vida desde su concepción a su final natural y contra las leyes de muerte que está promoviendo a través de su ideología totalitarista el Ejecutivo del presidente socialista pedro Sánchez.
Bajo ese contexto, entrevistamos al presidente de e-Cristians, Josep Miró i Ardèvol, una de las organizaciones convocantes, para que nos aporte su visión.
La Marcha Sí a la vida es una convocatoria ya tradicional que reúne a organizaciones y personas de diverso signo unidas por la defensa de la vida. ¿Qué diferencia esta convocatoria de 2023 de las anteriores?
La lucha para construir la sociedad de la vida ha cobrado un nuevo impulso. La nueva y brutal ley del aborto, que vulnera derechos constitucionales, lo acaecido en el Tribunal Constitucional que ha liquidado por partidismo político toda la credibilidad que le podía quedar como ultimo recurso de los derechos constitucionales, convertido hoy en un apéndice del gobierno de Sánchez, son factores que movilizan a los defensores de la vida y de los derechos humanos.
«La Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Dignidad y la Libertad señala que es posible avanzar la unidad de acción y objetivos»
En otro orden de cosas el gran cambio producido en Estadios Unidos, señala que el avance es posible en sociedades muy marcadas por la cultura del aborto. Finalmente la constitución hace dos años de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Dignidad y la Libertad ha generado mayores sinergias. En realidad señala la vía por la que es posible avanzar la unidad de acción y objetivos.
La aprobación de la Ley de la Eutanasia y la nueva Ley del Aborto, y la sentencia que rechaza el recurso del PP contra la anterior Ley del aborto hacen pensar que la cultura de la muerte está ganando la partida en España. ¿Cómo valora esta situación?
Es cierto porque corresponde al resultado de una determinada correlación política donde por una parte hay un gobierno y sus aliados han substituido su impotencia socialista, por la cultura de la muerte y la perspectiva de género más radical, que tiene en el derecho al aborto su eje. Por otra la alternativa política quien debe en un momento u otro sucederle en el gobierno, se ha alineado en una posición semejante.
Todo esto sucede porque los católicos, y la propia institución eclesial han abandonado el mandato de su doctrina social que por ejemplo nos manda (899 Compendio DSE): «La iniciativa de los cristianos laicos debe descubrir o de idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristianas impregnen las realidades sociales, políticas y económicas». Y también l 909 » (LG 36), «Los laicos, además, juntando sus fuerzas, deben sanear las estructuras y las condiciones del mundo«.
«Un ciudadano de bien no debe aceptar en ningún caso el aborto, la eutanasia ni el suicidio asistido, y defender la ayuda a la mujer y a la familia»
Un ciudadano anónimo, que considera que la defensa de la vida desde su concepción hasta su fin natural, ¿qué puede hacer para contribuir a la proyección de esta defensa?
Siempre y en todo lugar primero actuar unido en algunas de las organizaciones que defienden la vida, y también participando en las que actúan globalmente sobre la vida pública para construir el bien común. Y si forma parte de un partido, no aceptar en ningún caso el aborto, la eutanasia ni el suicidio asistido, y defender la ayuda a la mujer y a la familia, a la infancia a la libertad de conciencia y a unos cuidados paliativos al alcance de todos.
La cuestión del lenguaje, de los eufemismos que construyen las ideologías que pretenden inocular nuevas ideas en la sociedad, está muy extendida con un neolenguaje ideologizado que introduce conceptos como «muerte digna», «interrupción voluntaria del embarazo», «maternidad subrogada». ¿Cómo valora esta cuestión?
El poder político, sobre todo cuando posee una pretensión totalitaria considera que a renombrar la realidad para que se adapte a su ideología. Es una manifestación más de que el camino que han emprendido persigue ahogar la libertad real en nombre de sus libertades particulares, ideológicas. Es el común denominador de todo totalitarismo, que nunca ahorca a nadie solo interrumpe la respiración del afectado
