Las mujeres embarazadas y sus parejas que deseen abortar en Hungría deberán ahora observar los signos vitales fetales, según un nuevo decreto aprobado por el gobierno conservador que entró en vigencia la pasada semana.
Según el decreto emitido, los proveedores de atención médica deben presentar a las mujeres «signos vitales fetales presentados de manera claramente identificable» antes de continuar con un aborto. Los médicos deben firmar un informe diciendo que lo han hecho.
“Casi dos tercios de los húngaros asocian el comienzo de la vida de un niño con el primer latido del corazón”, dijo el Ministerio del Interior en un comunicado el lunes, informó Associated Press.
La medida marca un esfuerzo del gobierno de Hungría para promover valores sociales. El aborto se legalizó en Hungría en 1953 y las mujeres embarazadas pueden obtener el procedimiento durante las primeras 12 semanas de embarazo por razones sociales o médicas. Ese límite de tiempo puede extenderse bajo ciertas circunstancias, incluso si hay más del 50 por ciento de probabilidad de defectos en el feto.
La ley de aborto de Hungría es relativamente liberal en comparación con otros países. Pero los grupos defensores del derecho al aborto dicen que las sesiones de asesoramiento obligatorias y otras barreras administrativas buscan disuadir a las mujeres de abortar.
La última enmienda a las reglas del aborto, aprobada en 1992, consagró la necesidad de proteger “la vida fetal que comienza con la concepción”, una postura codificada en la constitución húngara de 2012. El aborto con medicamentos, a través de pastillas, es ilegal desde 2012.
El gobierno conservador de Viktor Orban, quien se ha desempeñado como primer ministro desde 2010, ha ofrecido incentivos financieros para alentar a las parejas a tener más hijos. Pero el nuevo decreto marca su primer cambio significativo a las reglas del aborto.
Hungría está tan centrada en desplegar políticas pro familia que las madres de cuatro niños no tendrán que pagar impuestos sobre la renta.
