Recientemente, Hong Kong presentó un proyecto de ley que plantea serias preocupaciones sobre el respeto a los derechos fundamentales y la libertad en la región. Este proyecto de ley, conocido como la «Ley de Salvaguarda de la Seguridad Nacional», se anunció coincidiendo con la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional en Pekín, donde se prometieron nuevas leyes sobre seguridad nacional.
El proyecto de ley propuesto completará la ley sobre seguridad nacional impuesta por Pekín en 2020. Según Chris Tang, jefe de Seguridad de Hong Kong, esta legislación responde a una «necesidad real y urgente», citando las protestas como una amenaza a la seguridad nacional.
La Ley de Salvaguarda de la Seguridad Nacional estipula cinco nuevas ofensas, incluyendo traición, insurrección, espionaje, sabotaje de la seguridad nacional e interferencia extranjera. Además, introduce la cadena perpetua como castigo máximo para delitos como traición, insurrección, sabotaje y la incitación al motín de las fuerzas armadas de China.
La ley también revisa una ley de sedición de los tiempos coloniales para incluir discursos de odio hacia el liderazgo comunista o el sistema socialista de China. Además, permitiría a las autoridades detener a una persona sin cargos hasta por 16 días y prohibirle contactar con abogados durante ese período.
Además, la Asamblea Popular Nacional en Pekín anunció su intención de adoptar nuevas leyes para «salvaguardar firmemente» la soberanía de China. Esto refleja la constante voluntad del presidente Xi Jinping de eliminar cualquier amenaza potencial a su liderazgo.
El proyecto de ley ha generado preocupaciones internacionales, las cuales han sido tildada de «calumnias deliberadas» por las autoridades de Hong Kong. Es esencial que la comunidad internacional siga de cerca estos desarrollos y abogue por el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales en Hong Kong y en todas partes del mundo. La justicia y la seguridad no deben lograrse a expensas de la libertad y la dignidad humanas.