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Hierbas aromáticas y cocina conventual

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Las hierbas aromáticas, más allá de su interés médico, también tienen una gran importancia en la cocina. En la gastronomía conventual y monástica numerosos platos vienen reforzados con el complemento de las especies y de las hierbas aromáticas. Por ejemplo, en verano se suele usar la albahaca, que es muy refrescante y digestiva. Su hoja, fresca o seca, combina muy bien con la pasta seca, el tomate y el huevo duro.

Respecto de otras plantas aromáticas muy usadas en la cocina catalana, cabe mencionar el laurel que, con su hoja secada, aromatiza excelentemente la pasta, las sopas, los estofados y los pescados escabechados; el hinojo, de delicioso sabor anisado, aromatiza y potencia el sabor de ensaladas, pescados y verduras; el perejil es un buen acompañante de las picadas, y el romero, con unas hojas de sabor picante y muy olorosas, fresco o seco, combina muy bien con el pescado, la carne de ternera y cordero, y con la salsa de tomate; el tomillo combina con las salsas elaboradas con tomate o vino blanco, sirve para ayudar a condimentar el pescado y los asados ​​y, especialmente, para hacer las sopas de tomillo. Estas sopas se hacen dentro de una cazuela de barro donde, con agua de manantial, se pone un poco de sal, un manojo de timón de montaña o bien de serpol, un par o tres de rebanadas de pan de hogaza cortadas bien finas, una tacita de aceite de oliva, y a veces se añaden un par de huevos a modo de refuerzo. Es una comida saludable y sabrosa que ayuda a recuperarse después de una jornada de trabajo.

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