Johnny Kuplack, un hombre de 36 años apodado «Forrest Gump católico» por un popular YouTuber católico, está llevando a cabo una hazaña increíble: correr 100 ultramaratones en 100 días.
Su misión no solo es física, sino también espiritual y de gran impacto social. Al correr por todo Estados Unidos, Johnny Kuplack tiene como objetivo recaudar fondos y crear conciencia para Sebaste, una organización dedicada a apoyar el florecimiento de la masculinidad auténtica entre los hombres jóvenes.
La masculinidad perdida
Sebaste, cuya misión es desafiar las normas que han reducido el valor de la masculinidad genuina, describe a los jóvenes de hoy como «tiranizados por la seguridad y la comodidad», y critican la falta de pasión, propósito y desafío en la vida moderna.
En lugar de promover modelos de masculinidad inspiradores, el mundo actual, según Sebaste, a menudo presenta como héroes a personas mediocres y vacías. En respuesta a esto, Sebaste ejecuta varios programas que incluyen cursos de formación y conferencias de liderazgo para estudiantes, maestros y empresarios.
Estos esfuerzos buscan restaurar el valor de la aventura, el heroísmo y el desafío en la vida de los hombres jóvenes.
El reto
Kuplack, conocido por su determinación y espíritu de sacrificio, emprendió su peregrinaje el 18 de enero en el sur de California.
El reto lo lleva a correr más de 5.600 kilómetros a lo largo del país, con la meta de concluir el 19 de abril, el Domingo de la Divina Misericordia, en el Santuario Nacional de los Mártires de Norteamérica en Auriesville, Nueva York.
En su travesía, es acompañado por su amigo de toda la vida, Joe Meyers, quien se encarga de las relaciones públicas y el manejo logístico del equipo.
El viaje no es fácil. Como relata Meyers, Johnny corre aproximadamente 56 kilómetros todos los días. La recuperación entre carreras es una verdadera prueba de resistencia. A veces, el agotamiento físico de Johnny lo hace perder el apetito y tener dificultades para dormir.
Sin embargo, a pesar del sufrimiento, el espíritu de la peregrinación es lo que le permite continuar. «A veces siente las piernas como si pesaran 450 kilos», dice Meyers, «pero él simplemente sigue adelante, hablando con Dios todo el tiempo».
Los días de Kuplack y Meyers siguen una rutina exigente pero disciplinada. Después de despertarse y tomar café, Johnny comienza su jornada corriendo alrededor de 40 kilómetros, seguido de descansos y comida. Durante estos momentos de recuperación, Kuplack se hidrata y se prepara para continuar su carrera, dividiendo los 56 kilómetros del día en varias etapas.
Aunque los días son largos y la jornada implacable, el reto que Kuplack ha asumido es más que físico; es una lección de perseverancia, sacrificio y fe.
A lo largo de esta experiencia, la relación entre Johnny y Joe se ha visto puesta a prueba. La cercanía, el sufrimiento compartido y la intensidad del desafío han fortalecido su amistad. En las circunstancias más difíciles, donde la estabilidad parece inalcanzable, ambos han encontrado consuelo en la oración y en la certeza de que Dios los ha llamado a hacer este sacrificio.
El reto de Johnny Kuplack no es solo una prueba física de resistencia, sino un testimonio de fe, sacrificio y masculinidad auténtica.
A medida que Kuplack avanza por el país, su peregrinaje no solo busca recaudar fondos, sino también inspirar a otros a reconocer el valor de una vida vivida con propósito, sacrificio y un compromiso con la verdad.
En su lucha, Johnny Kuplack está demostrando que, incluso en los tiempos más difíciles, la verdadera masculinidad se forja en el dolor, la dedicación y la fe.
En su lucha, Johnny está demostrando que, incluso en los tiempos más difíciles, la verdadera masculinidad se forja en el dolor, la dedicación y la fe. Compartir en X
1 Comentario. Dejar nuevo
«Ambos han encontrado consuelo en la oración y en la certeza de que Dios los ha llamado a hacer este sacrificio.»
No cabe ni mínima duda de que en eso está el acierto y el éxito de esta MISIÓN.