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FIGO: La farsa científica del aborto global y su avance

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La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), conocida en el entorno médico como una entidad “científica” dedicada a la salud materna, se revela en el informe del Population Research Institute (PRI) como lo que realmente es: un brazo internacional del activismo abortista, financiado por gobiernos y fundaciones para infiltrar países, desarticular leyes y promover la muerte del no nacido vendiéndose como salud pública.

Lejos de limitarse a labores médicas, FIGO se comporta como un operador ideológico de primer orden.

Desde su sede en Londres y con el respaldo explícito de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), esta organización actúa en más de 130 países para introducir la práctica del aborto incluso donde la ley lo prohíbe.

Los datos

El informe del PRI lo documenta con precisión: FIGO no sólo forma médicos en técnicas abortivas, sino que redacta guías clínicas, presiona reformas legales, infiltra instituciones públicas y teje alianzas con ONG como IPPF e Ipas, todas con la misma agenda: normalizar el aborto a cualquier costo.

El caso del Perú es paradigmático. En un país donde el aborto está prohibido salvo en el caso del llamado “aborto terapéutico” —muy restringido por ley—, FIGO ha promovido una transformación ilegal y encubierta del sistema de salud.

En 2018, en coordinación con la Sociedad Peruana de Obstetricia y Ginecología (SPOG), esta federación impulsó la creación de un “Comité de Aborto Seguro”, que elaboró un nuevo protocolo con el claro objetivo de vaciar de contenido las restricciones legales existentes.

Lo que antes se consideraba aborto ilegal, hoy se realiza camuflándolo como «afectación psicológica» de la madre o malformaciones del feto, causas no contempladas por la ley peruana.

La culminación de esta estrategia fue la Resolución Directoral 100-2024-DG-INMP/MINSA, que oficializa ese protocolo y abre la puerta a una práctica sistemática del aborto libre escondido como aborto legal.

El informe revela que entre 2009 y 2020 se practicaron en el Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP) al menos 374 abortos, de los cuales el 95% habrían sido ilegales conforme al marco jurídico peruano.

Esta acción concertada se dio con apoyo de UNICEF, el Ministerio de la Mujer, y una red transnacional coordinada por FIGO desde el extranjero.

Lo que FIGO ha hecho en Perú —y en países como Colombia, Argentina, México, Kenia y hasta Polonia— no es es una colonización ideológica.

Estamos ante un plan sistemático para erradicar las leyes provida mediante la manipulación del lenguaje, la infiltración de los sistemas de salud y la formación de una nueva generación de médicos desensibilizados ante la vida del no nacido.

Supresión del derecho a la vida

Las estrategias utilizadas son variadas pero todas tienen un denominador común: la supresión del derecho a la vida en nombre de una libertad mal entendida.

FIGO promueve la telemedicina para abortos sin supervisión médica, el uso de misoprostol y mifepristona incluso en etapas avanzadas del embarazo, y la eliminación del derecho a la objeción de conciencia de los médicos.

Además, vinculan su agenda a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 3.1 sobre la reducción de la mortalidad materna, manipulando estadísticas y conceptos para presentar el aborto como una “urgencia sanitaria” cuando en realidad es una ingeniería social encubierta.

Este no es un debate técnico. Es una batalla espiritual, moral y legal. La vida humana, en su etapa más indefensa, está siendo vendida a una agenda global. Todo vale apoyándose en palabras como “salud”, “autonomía” o “derechos sexuales y reproductivos”.

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