En un reciente video publicado el 31 de octubre, Marguerite Stern, exfeminista radical y ahora defensora de valores familiares, ofreció disculpas a los católicos franceses por su polémica acción en 2013, cuando irrumpió en la Catedral de Notre Dame en topless como protesta política.
Stern, quien fue bautizada como católica, relató que su activismo juvenil, particularmente la manifestación en Notre Dame, representó un momento en el que «destruyó una parte de sí misma» al ir en contra de una parte fundamental de la identidad francesa.
El 2013 fue un año crucial en la vida de Stern.
A los 22 años, formó parte de un grupo de ocho activistas feministas que corrieron semidesnudas en la catedral para celebrar la renuncia del Papa Benedicto XVI, a quien consideraban «homofóbico.»
Hoy, con una perspectiva radicalmente distinta, Stern expresa un profundo arrepentimiento y reconoce que, aunque en aquel momento rechazaba sus raíces católicas, «no comprendía que dañar una parte de Francia también era dañar una parte de mí misma.»
Con el paso de los años, la postura de Stern sobre muchos temas ha evolucionado drásticamente. Después de sumergirse en el activismo feminista y de apoyar enérgicamente la agenda del lobby gay, comenzó a cuestionarse el impacto de la ideología de género, especialmente el activismo transgénero.
Stern afirma que esta ideología «no crea, sino que destruye» y que su esencia proviene de «una autonegación profunda.»
Inspirada por esta realización, Stern ha reorientado sus esfuerzos a la defensa de la niñez frente a las influencias que, según ella, tienen consecuencias negativas en su desarrollo.
Al reflexionar sobre su propia historia, llegó a la conclusión de que la fe católica y sus principios son fundamentales para el espíritu y la cohesión cultural de Francia.
Aunque aún no ha retornado completamente a la fe católica, Stern reconoce el rol esencial que la Iglesia y su cultura juegan en la identidad de Francia.
La catedral de Notre Dame, para ella, sigue siendo un símbolo poderoso que, según confesó, nunca ha dejado de amar. Recordando el trágico incendio de Notre Dame en 2019, compartió que, al día siguiente, lloró en una iglesia, reconociendo que, aunque se distanció de sus raíces, «nunca dejé de amar ese patrimonio; a veces, solo amamos mal.»
Stern siente que su lucha actual contra el transgenerismo es inseparable del reconocimiento de la riqueza cultural católica en Francia, así como de la majestuosidad de sus iglesias y del respeto hacia la fe de los creyentes.
Concluye su disculpa afirmando que, aunque no comparte la fe en Dios, se encuentra en puntos de vista coincidentes con los católicos en su deseo de proteger valores y fundamentos que considera vitales para el bienestar del país.
Vídeo aquí
1 Comentario. Dejar nuevo
¡Gloria a Dios! la cara es reflejo del alma. Le ha cambiado incluso la cara, parece mentira, pero y viendo fotografías suyas en su anterior etapa y la nueva mujer…no hay color.