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¿Felíz día de la Constitución?

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Hace años, tenía sentido felicitar un día como hoy porque la Constitución Española, con todos sus defectos, suponía verdaderamente un marco de protección y seguridad para la sociedad española. Pero, ¿tiene sentido para un cristiano hoy en día «felicitarse» por la Constitución Española?

Desde sus inicios, ya nuestros pastores vieron y denunciaron 2 grandes riesgos de esta norma básica de nuestro ordenamiento jurídico:

El primero de ellos, la renuncia a nuestros orígenes. La no consideración en el texto de nuestra cristiandad suponía una renuncia explícita a una parte fundamental de la identidad del pueblo español que, como estamos viendo, traería graves consecuencias sobre nuestra sociedad, pues la falta de cimientos para sustentar los valores sociales explica gran parte de los problemas que, 40 años después, golpean a nuestra sociedad: Incremento de delitos sexuales, violencia de género, incremento de las tasas de suicidio juvenil a niveles jamás conocidos…

El segundo de ellos, es que el bien y el mal no son cuestión de «mayorías» y no pueden adaptarse a las decisiones de estas. De una forma indirecta, nos alertaban de los riesgos del relativismo moral… ¿Es malo matar a un ser humano? ¿Si o no? ¿Depende de las circunstancias (si es un embarazo no planificado – aborto -, si tiene una enfermedad incurable – eutanasia – ? La Constitución, sin embargo, no dejaba duda cuando fué emitida:

Y así llegamos a la España de 2021. Una España en la matar cada año 100.000 seres humanos por nacer se ha convertido en un «derecho» (recurrido hace más de 10 años a un ignominioso Tribunal Constitucional que ha tenido que ser denunciado a las autoridades europeas por sus 11 años de criminal y vergonzoso silencio).

Una España en la que los hijos ya no pertenecen a los padres y es el Estado el único responsable en enseñarles que deben pensar y como hacerlo. Una España en la que los médicos se ven obligados a matar a sus semejantes por Ley, y si no quieren hacerlo deben significarse públicamente. Una España en la que pronto será delito rezar en la vía pública, incluso en contra de lo que diga la Constitución.

No, no somos «pesimistas», somos realistas y por eso mismo conviene movilizarse contra una cultura, la del caos, la de la muerte, la de la ideología de género, para frenar el avance de una moda dominante que lleva que cada año, cada vez más españoles necesiten diariamente ansiolíticos y tranquilizantes para vivir… ¿Acaso esta forma extrema de libertinaje no prometía hacer ciudadanos cada vez más felices? ¿Cómo es que los signos y síntomas de nuestra sociedad indican justo lo contrario?

Hoy, mas que nunca, es necesario reconocer nuestra categoría social de «minoría» y, como tal, re-organizarnos para llevar a cabo la reconstrucción moral y espiritual de España. Iniciativas como la  La Corriente Social Cristiana o el proyecto NEOS se muestran, en días como hoy, especialmente necesarias, frente a un proyecto totalitarista que avanza como una apisonadora sabedor de sus pocas posibilidades en las próximas elecciones.

Hoy, más que nunca, debemos tomar conciencia del profundo ataque a las libertades individuales que se está llevando a cabo desde la tribunas del Parlamento e incluso desde los Tribunales (Constitucional), revestidas de falsa «democracia», esa «democracia» para la que, ya lo advertía Platón, «El precio de desentenderse de la Política, es ser gobernado por los peores hombres».

Daniel Fernández

Asociación Cristianos en Democracia

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