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La peligrosa realidad del sistema de eutanasia en Canadá

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Heather Hancock, que ha vivido con parálisis cerebral desde su infancia, estaba acostumbrada al acoso desde los años de la escuela, pero el trato que recibió en el Hospital Regional de Medicine Hat fue algo mucho peor.

Acusada de egoísta por vivir

En el 2019 y durante un prolongado período necesitó cuidado hospitalario por espasmos musculares. Uno de esos días una enfermera la estaba ayudando a ir al baño por la noche cuando con sus palabras cruzó una terrible línea roja.

Deberías hacer lo correcto y considerar la eutanasia»,

le dijo la enfermera, refiriéndose al programa de Asistencia Médica para Morir de Canadá (MAiD).

«Estás siendo egoísta. No estás viviendo, solo estás existiendo».

Heather, ahora con 56 años, dice que quedó atónita pero mantuvo su posición, diciéndole a la enfermera que su vida tenía valor, aunque pasara la mayor parte del tiempo en una silla de ruedas. «No tienes derecho a presionarme para aceptar MAiD», recuerda haberle dicho a la enfermera.

Posteriormente, Hancock se quejó sobre la enfermera, quien fue retirada de su equipo de cuidado, pero no presentó una queja oficial.

Health Alberta declaró que los comentarios de la enfermera eran «totalmente inaceptables».

No fue el único caso

Heather señala que este fue el caso más atroz, pero no el único, en el que sus cuidadores le aconsejaron terminar con su incomodidad mediante una inyección letal. Hancock reveló que ha sido presionada en tres ocasiones distintas para «elegir» MAiD.

Desde su legalización en 2016, la ley de eutanasia de Canadá se ha expandido rápidamente. El año pasado, los médicos ayudaron a 15,280 personas a poner fin a sus vidas de manera prematura, según estimaciones obtenidas por DailyMail.com, un aumento del 15% respecto a 2022. Unas 60,000 personas han muerto por MAiD desde el inicio del programa, representando el 4.6% de todas las muertes en el país.

Una terrible realidad que está atacando a la vocación de médico

El suicidio asistido por médicos ha cambiado la forma en que la que los doctores ven a sus pacientes. Hancock comentó que los profesionales médicos «solo me ven como una carga para el sistema de salud y piensan que mis dólares de atención médica podrían ser gastados en una persona sin discapacidades».

Heather no es la única en enfrentar este tipo de presión. 

La ley de eutanasia de Canadá no se limita a personas con enfermedades terminales y, a partir de marzo de 2027, la eutanasia por enfermedad mental también será una opción. 

Heather Hancock advierte sobre los peligros de esta práctica.

Es una Caja de Pandora. Una vez que la tapa está abierta, no puedes controlarla. Todas las restricciones desaparecen rápidamente y tu libertad se ve mermada».

La historia de Heather Hancock subraya los peligros del suicidio asistido, instando a todas las jurisdicciones a reconsiderar y rechazar estas prácticas para proteger los derechos y la dignidad de las personas con discapacidades y enfermedades crónicas.

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