(One of Us/Religión en Libertad).- Desde que se legalizó la eutanasia en Bélgica en 2002, tras 21.000 casos declarados (se considera que hay un tercio más que los médicos no se molestan en declarar) sólo 2 han llegado a los tribunales, como señala el Informe Gante de 2021.
Uno -solo uno- lo denunció la comisión «de control» (que en realidad no controla casi nada) y sólo porque apareció con escándalo en una televisión australiana. El otro lleva coleando desde 2010, lo impulsa la familia de la eutanasiada, Tine Lys y vuelve ahora a los tribunales.
Si de 21.000 casos de muerte provocada sólo 2 llegan a los tribunales, ¿hemos de pensar que hay mucho control o más bien que es un descontrol?
Este único caso se trata de la eutanasia en abril de 2010 en Dendermonde de Tine Nys, una mujer que tenía 38 años y una vida emocional desastrada. Una psiquiatra eutanasiadora dictaminó que tenía autismo a los pocos meses y la eutanasiaba por «sufrimiento psíquico» el doctor Joris Van Hove (implicado en otros problemas con la justicia), con el dictamen favorable de un médico generalista y la psiquiatra. Ese año Bélgica eutanasió a 954 de sus enfermos; en 2019 eutanasiaba a 2.357, casi el triple.
La familia asegura que Tine no cumplía los requisitos para ser eutanasiada y que la psiquiatra falsamente la diagnosticó como autista para eutanasiarla.
Tine a los 38 años pedía con insistencia que la mataran pero, según la familia, no por un “trastorno grave e incurable” como exige la ley sino por relaciones sentimentales fallidas.
Aunque ella tenía problemas emocionales y de conducta, y había intentado suicidarse en 1997, había mejorado mucho y llevaba 15 años sin pasar por el psiquiatra. Hasta que decidió suicidarse y buscó sus 3 médicos que firmasen la orden como fuese.
Ya hubo un primer juicio en Gante en 2018, en el que los tres médicos fueron absueltos. Pero la familia recurrió a un tribunal de casación que dictaminó que el doctor Van Hove debía volver a ser juzgado porque su veredicto no estaba bien argumentado.
Durante ese juicio se divulgaron algunos detalles sórdidos sobre el eutanasiador. Había sido juzgado antes por conducir ebrio, falsificación (tiene papeles según los cuales sería dueño de 15 edificios en varios papeles) y en 2017 fue condenado por abusar sexualmente de pacientes varones jóvenes, según resumía el digital Bioedge de MercatorNet.
En el juicio de 2018, Van Hove admitió que nunca antes había practicado una eutanasia por sufrimiento psicológico, que de hecho no había terminado su formación como eutanasiador y que no administró la inyección letal correctamente.
Ahora el juicio vuelve a celebrarse, con declaraciones de testigos y del mismo Van Hove, quien ha declarado que «en cada consulta Tine pedía la eutanasia, se aferraba a ella porque nada más funcionaba. Sé que estaba en tratamiento y su desorden de espectro autista estaba siendo tratado».
Insiste que desde su primera reunión en diciembre de 2009 (la mataron apenas 4 meses después) «ella hablaba de la eutanasia e insistía en ello. Siempre he estado convencido de que estaba justificado en su caso».
Lo mismo han declarado los otros dos médicos que aprobaron la eutanasia, la psiquiatra Lieve Thienpont y el médico general Frank De Greef. La psiquiatra fue la que le diagnosticó el supuesto trastorno autista. Ningún otro psiquiatra lo confirmó ni la examinó ni propuso alternativas.
En febrero de 2020 la psiquiatra decía que los 10 años de proceso judicial (insistamos, el único en Bélgica) le han afectado en su vida privada: «obviamente eso quitó una gran parte de mi calidad de vida y mi energía, que preferiría haber gastado en otras cosas».
La psiquiatra asegura que «Tine era alguien que realmente estaba sufriendo profundamente psicológicamente». La mujer había abortado, había sido prostituta y llevaba años alejada de su familia.
Pero ¿es eso suficiente para facilitar el suicidio a un suicida? Thienpont enfatiza que seguirá trabajando por el ‘derecho a la eutanasia’ de los que tienen sufrimientos psicológicos «insoportables». De hecho, preside una asociación que se dedica a eso, a analizar psicológicamente a los que piden la eutanasia… y a ponérselo fácil.
Analizando el caso, el primero en tribunales tras eliminar 21.000 enfermos belgas con este método, muchos juristas señalaban que después de tantos años, en realidad, aún no está claro qué delito cometen los médicos que hacen eutanasias incumpliendo las condiciones ni cuales son sus penas o castigos.
Eutanasia exprés y sin ofrecer alternativas
Por su parte, la familia ha denunciado que a Tine sólo 2 meses antes le habían diagnosticado autismo y que antes había pasado 15 años sin que se le diera ningún tratamiento. Protesta porque no se exploraron más vías de terapia. La ley belga permite eutanasiar pasado tan solo un mes después de la consulta.
La familia también intentó disuadir a Tine, pero fue en vano. Su hermana Sophie al principio pensó que con el novedoso diagnóstico de autismo podrían hacer muchas cosas, afrontar tratamientos, etc… «Estábamos convencidos de que no iba a conseguir una tercera firma. Tenía tanto entusiasmo por la vida y fuerza para (continuar) viviendo. La gente puede mejorar después de tocar fondo y reconstruir sus vidas», dijo Sophie.
Pero Tine no pudo reconstruir nada porque pocos meses después la misma doctora que le diagnosticaba el autismo firmaba el permiso para eutanasiarla y la eliminaban con una inyección letal.
Los familiares también dan detalles sórdidos de cómo fue eutanasiada Tine. El eutanasiador se había olvidado de traer tiritas y pidió al padre de ella que le aguantara la aguja ya clavada en el brazo.
Después les comentó si querían escuchar por su estetoscopio que el corazón ya no latía.
“Tine no estaba acabada. Nos entristece que no se le diera un cuidado profesional entre su petición de eutanasia y su muerte. Los profesionales no le dieron la ayuda que necesitaba, sólo le dieron la ayuda para morir», denuncian.
¿Y la Comisión «de control»?
Bélgica tiene una Comisión de Control de eutanasia, que en realidad actúa para escudar a los eutanasiadores, no para proteger a los enfermos. La Comisión analiza los casos a posteriori (con el solicitante ya muerto) y en el caso de Tine le dieron un OK. La familia y la fiscalía no piensan lo mismo.
La Comisión eutanasiadora belga cuenta por ley con:
– 8 médicos (se entiende que todos ellos afines a la eutanasia; los anti-eutanasia no quieren formar parte)
– 4 expertos legales
– 4 expertos en cuidar pacientes incurables
Para enviar a Fiscalía un caso problemático se necesita que voten a favor al menos 11 de los 15 miembros. Sólo pasó una vez en 18 años, el caso destapado por la TV australiana en su programa Dateline.
De hecho, incluso si los 8 expertos no médicos, escandalizados con un caso, quisieran elevarlo a Fiscalía, los 8 médicos podrían bloquearlo… que es de lo que se trata. Los médicos pro-eutanasia se cubren así entre ellos.
En el informe de 2018, la Comisión admite que hubo un caso escandaloso de paciente eliminado sin su petición; 9 miembros querían llevar el caso a Fiscalía, 7 miembros se oponían. No alcanzándose los 11 sobre 15, la Comisión aprobó el caso, lo archivó y Fiscalía no hizo nada.
Los formularios rellenados de cualquier manera
La Comisión eutanasiadora belga no investiga ni envía detectives ni entrevista a sospechosos ni busca de ninguna manera asegurarse de que nadie haga coerción ni sutil ni brutal a los ancianos, enfermos o deprimidos… La Comisión sólo recibe formularios y saca informes anuales repitiendo que, tras 21.000 eutanasias, todo el mundo está contento. ‘No problem’. ¿Cuántas más personas vulnerables han sido eutanasiadas aprovechándose de su debilidad psíquica o emocional?
Por eso el caso de Tine Nys resulta tan molesto: pone luz donde hay, sobre todo, sobres cerrados y eutanasiadores que se encubren.