Este fin de semana – festividad de San José, patrono de los trabajadores, de los artesanos y de la Iglesia universal – se ha estrenado en más de 50 cines de toda España la película documental “Corazón de Padre”, dedicada a San José. Tiene forma de documental, pues no se dedica a la memoria de una figura del pasado, que interviene relativamente poco en los Evangelios y además sin hablar nunca, solo atento a escuchar la voz de Dios y a cumplirla en el silencio.
Se quiere presentar cómo está vivo y presente en el mundo hoy, y como actúa. ¿Cómo actúa San José hoy?
Más que nunca, hoy conviene redescubrir a San José. No como un oscuro y silencioso personaje histórico, sino como actor vivo y poderoso aliado en los peligros que vivimos actualmente. Es el mismo estilo de la presencia de Dios: potente, aunque callada; no grita en las plazas, pero habla a los corazones; nos viene al encuentro con el testimonio de hermanos tocados: y nos cambia.
He podido verla este sábado 19 de marzo. El título es el mismo de la carta – “Patris Corde” – con la que el Papa Francisco ha querido hacer memoria de los 150 años de la proclamación de S. José como patrono de la Iglesia universal y llamar la atención de toda la Iglesia sobre el esposo de María, el padre putativo de Jesús (decía un sabio que, en cierta manera, somos todos padre putativos…). Y me ha gustado mucho.
La película viaja por todo el mundo en busca de la presencia de José, desde Barcelona (en la Fachada de la Natividad de la Sagrada Familia aparece hasta 8 veces San José, 4 de ellas en la puerta de la Esperanza) hasta Italia (Roma y Tuscania), desde Montreal en Canadá hasta Toledo en España, desde Cotignac Francia hasta Filipinas y Tiblisi en Georgia.
No voy a estropearos el poder gustar del film y de los numerosos testimonios: obispos y curas, monjas y matrimonios, artistas y pensadores, teólogos y novicias. Solo subrayaré lo que más me ha tocado.
Primero las palabras de Israel Sanabria, un español padre de 14 hijos y con un juicio claro de cómo el poder homologador quiere destruir la familia y la iglesia. Y de como necesitamos de una ayuda sobrenatural para no sucumbir en esta lucha, no podemos bastarnos a nosotros mismos: este ataque es realmente la ocasión para profundizar en nuestra fe. Preciosa la imagen de su familia rezando el rosario todos juntos, los padres con los mayores y también con los pequeños que “no entienden”, pero que siguen porque se fían de sus padres. Como él y su esposa se fían de San José y de Dios.
Después el testimonio impresionante de Juan Jesús y María, un matrimonio roto después de pocos años, como tantos otros (en España la mayoría de los – ya pocos – matrimonios se rompen a los pocos años), que con un auténtico milagro logran recomponer su matrimonio a partir de una experiencia fuerte de fe. Yo colaboro con el Centro de Orientación Familiar de la diócesis de Terrassa y a menudo acuden parejas para separarse: el drama es que acuden a menudo demasiado tarde, cuando las relaciones se han roto y el resentimiento domina. Sé lo difícil que resulta reconstruir una unidad en corazones profundamente heridos. Sin embargo en nuestros 9 años de vida, una vez hemos podido ver el milagro de un matrimonio ya separado y con tres hijos que se ha vuelto a casar. Es una gota en el océano: pero como enseña la madre Teresa de Calcuta, sin esta gota el océano sería diferente… Y nos demuestra que siempre hay esperanza, que para Dios nada es imposible, con tal que nos pongamos a seguirlo de verdad.
Finalmente las reflexiones de P. Donald Callaway, desde el Santuario más grande del mundo dedicado a San José en Montreal, reflexiones que apuntan al significado profundo de San José en la historia de salvación. El santuario fue fundado por la devoción y labor del beato Andre Besette, testigo de los centenares de milagros ocurridos allí. Y las ‘incursiones’ teológicas suyas y de otros sobre la posibilidad que Dios haya querido preservar de la corrupción también el cuerpo de San José (ya que no se sabe nada de su muerte y sepulcro). Podemos por lo menos tener esperanza de que Dios no haya querido separar ni por un tiempo María de José, los esposos cristianos modelo para todos nosotros.
Así que el domingo 20 he querido acudir a la Misa de San José de la Montaña en Barcelona, el primer santuario dedicado a San José de la Congregación Madres de Desamparados y San José de la Montaña, comunidad religiosa fundada por la beata madre Petra de San José y que asiste a niñas huérfanas. Y hemos quemado las cartas escritas a San José para pedir su intercesión, también la nuestra con las peticiones para tantas necesidades de nuestros hijos.
Como decía Santa Teresa de Jesús, gran devota de San José: “Querría yo persuadir a todos fuesen muy devotos de este glorioso Santo, por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud…”
Más que nunca, hoy conviene redescubrir a San José. No como un oscuro y silencioso personaje histórico, sino como actor vivo y poderoso aliado en los peligros que vivimos actualmente Share on X